Si en el inicio de la liga el Mallorca engarzó una racha de derrotas que recordaban a la anterior temporada, ahora las tornas se han girado 180 grados y lo que encadenan son victorias. 4 de 4 con sus 12 puntos de 12 que alejan al equipo de Karpin de las zonas de descenso que ocupó al empezar la liga.
Y pocas cosas cambiaron. La afición dedicó sonoros cánticos a la directiva solicitando su dimisión, e incluso increpó durante el descanso a la nueva apoderada, y esposa de Utz Claassen, y en el terreno de juego, Marco Asensio tirando del carro con su calidad. A la joven perla la acompañó esta ves Scepovic, por fin certero ante la portería rival, y el Mallorca sumó, aunque con ciertos problemas, la victoria ante un Lugo que desapareció durante el primer cuarto de hora de la segunda parte y cuando despertó ya llevaba dos goles en contra.
Un desajuste defensivo al despejar mal la pelota el central Kasim, propició a los gallegos acortar distancias, y a partir de aquí asediar la portería de Cabrero, aunque sin mucho peligro al margen de una ocasión puntual. Karpin, por decisión o por omisión, decidió dar la posesión del esférico a los visitantes, y dedicarse a defenderse y a intentar aprovechar alguna contra que matase el partido. Los minutos pasaban y el Lugo hizo su papel pero el Mallorca solo cumplía la mitad. Defendía con todo, pero no había manera de montar una contra que pusiera al menos el miedo en el cuerpo de los jugadores del equipo gallego.
Así se sucedieron los minutos y aunque con el susto en el cuerpo de los escasos 6.500 espectadores que acudieron a Son Moix, el árbitro pitó el final del encuentro con la ventaja de los mallorquinistas en el marcador.
