El lobo de Ciudadanos

Érase una vez, un pastor que gritó “¡Que viene el lobo!” a los que los pastorcillos de alrededor acudieron para prestarle ayuda. Sin embargo, era una broma y por ahí no había aparecido ningún depredador. La segunda vez que repitió la ocurrencia, también le dieron credibilidad. Sin embargo a la tercera, y siendo verdad, ya nadie le creyó y el lobo se comió sus pobres ovejitas. Con el recuerdo de este cuento con moraleja y sabiendo el título del artículo, muchos ya habréis intuido a qué me voy a referir.

Sin duda que Ciudadanos es el partido del momento. Desde hace ya meses las encuestas -con la cocina previa que se les supone- indican que la subida del partido de Albert Rivera en las próximas elecciones será espectacular debido a su posición de garante españolista en Catalunya y del desgaste del Partido Popular. Esta situación determina sin que quepa duda alguna las actividades de los partidos a día de hoy. En el PP ya no se dedican a criticar a PSOE y Podemos, puesto que su máximo rival ahora es otro. Pero, paradógicamente, este rival es su máximo apoyo en su acción de gobierno, lo que sin duda está determinando toda la actividad en el ejecutivo y en el legislativo.

Y para hacer valer esta posición de ascenso y para evitar un engullimiento por parte del partido de Rajoy, Rivera se dedica a denostar todo lo que acontece en torno del PP. Critica la sombra de corrupción que acecha a cargos conservadores, asegura que los de Génova no pueden seguir gobernando en Madrid, no acepta acciones del Gobierno… todo ello con continuas amenazas de mociones de censuras y de rupturas de apoyos parlamentarios.

Esto es lo que declaran. Sin embargo, y a pesar del “hasta aquí hemos llegado”, no vemos ni retiradas de apoyos parlamentarios ni mucho menos mociones de censuras, por lo que todo se queda siempre en el terreno de las amenazas.

Puede que la estrategia de los antinacionalistas pero más nacionalistas que nadie sea esperar y retirar su apoyo al PP a pocos meses de las elecciones, sin embargo, a día de hoy, las constantes amenazas que realiza Albert Rivera se nos antojan simples bravatas para justificar su existencia de alternativa a un partido atrapado por la corrupción porque es conocedor que si no marca las diferencias el electorado preferirá votar al original antes que a la copia.

Si Ciudadanos sigue con esta táctica de pregonar una cosa pero hacer otra simplemente lo que pasará es que su credibilidad estará bajo mínimos, bajo los mismos mínimos en que están las otras formaciones políticas, por lo que sus potenciales votantes se preguntarán a santo de qué se les tienen que votar.