Las cábalas de Alfredo Pérez Rubalcaba están cargadas de realismo, pues no contempla ganar las elecciones generales, así que tiene decidido que sus energías deberán dirigirse a evitar que Mariano Rajoy obtenga la mayoría absoluta, y a asegurarse el apoyo de los dos grandes partidos nacionalistas, PNV y CiU. De extrapolarse a las próximas elecciones generales la diferencia de 10 puntos entre PP y PSOE que se dio en las últimas autonómicas, Rajoy conseguiría más de la mitad de diputados del Congreso, por lo que el primer objetivo del actual vicepresidente primero del Gobierno es acortar esta distancia. En el eventual de que el líder popular no lograse más de 175 diputados, la llave de la gobernabilidad estaría en manos del PNV y CiU, pero sobre todo del partido catalán. El presidente del primer partido del País Vasco, Iñigo Urkullu, ha sido el gran apoyo exterior al socialismo que está teniendo el Gobierno. Urkullu es habitual en reuniones secretas en La Moncloa, y su respaldo está siendo fundamental para evitar un adelanto de las elecciones, gracias a su voto a favor de aprobar los presupuestos. El líder del PNV asume que con el PP nunca podrá lograr trasferencias de competencias que sí conseguiría con el PSOE por su debilidad política. Con Artur Mas y con Josep Antoni Durán i Lleida es con quienes existen más reservas y serán quienes puedan decantar la balanza del futuro Gobierno central. Varios factores presagian que prestarán su apoyo a Rajoy, pero hay pocos como Rubalcaba prestos a la guerra en las cocinas. En toda la historia democrática española, el partido que ha ganado las elecciones generales ha sido el que ha formado gobierno, y habida cuenta de que el CiU es un partido de mayorías, costaría asimilar que dieran su respaldo al partido que ha perdido las elecciones y que lleva dos legislaturas al mando. CiU, también, tiene alguna cuenta pendiente con el PP, pues su abstención fue crucial para la investidura de Artur Mas, del mismo modo que puede ocurrir en el segundo ayuntamiento español, el de Barcelona y Xavier Trias. Rajoy, además, no ha dado signos de rencor al capítulo del notario (Mas firmando en 2006 que no pactaría con el PP). Consecuentemente, Rubalcaba ha lanzado su ofensiva para cortejar al nacionalismo catalán. El hábil vicepresidente, según publica la prensa especializada, cenó días atrás con los líderes de CiU, en lo que supuso el segundo encuentro en apenas dos meses entre ambas cúpulas. El otro arma del candidato socialista para llegar al gobierno es la televisión, como asegura en conversaciones privadas, ya que, de acuerdo con elconfidencialdigital, presume de que “con dos debates, dejo al PP sin mayoría absoluta”.
