Cuando usted, querido lector, tenga a bien pasear sus ojos y mover sus labios en silencio sobre estas palabras ya no mías, sino suyas, yo estaré en Valencia. No crea que de vacaciones, no, que el trabajo me espera en la capital del Turia. De Valencia siempre me han gustado los cacahuetes tostados que te sirven en los bares con la caña, los montaditos de blanc i negre y la horchata con fartons. Pronostico que a mi regreso viviré unos días de leve gastroenteritis, cosa que bien vale la pena.
Ya que estamos con Valencia y la gastroenteritis, hablaré de Carmen Montón, la consellera de Sanidad de la Generalitat valenciana. Esta señora tiene estudios y se le presupone ilustrada. Aunque todo el mundo puede tener un patinazo y el suyo es de gastroenteritis cerebral. Imagino que Pedro Sánchez estará encantado de contar con intelectuales de su talla en el PSOE. La buena señora ha impulsado una de esas guías de lenguaje no sexista que incluye perlas como la siguiente: «se debe utilizar la expresión persona preñada, en lugar de mujer embaraza, para no ofender y discriminar a los transexuales». Me parto, de verdad. ¿Se acuerdan de esa gran obra cinematográfica que es La vida de Brian de los Monty Phyton? En una descacharrante secuencia, los miembros del Frente Popular de Judea discuten sobre los principios políticos del movimiento cuando uno de ellos dice que tiene derecho a ser madre. El líder del frente da un respingo y argumenta que no puede tener ese derecho porque él es un hombre. El agraviado lanza un lastimero «no me oprimas». Los Monty Phyton ya vieron en 1979 de qué manera iba a degenerar la política de género. Y que ahora parezca nuevo me lleva a reafirmarme en la idea de que conservadurismo y progresismo son conceptos obsoletos.
Para bestia parda del heteropratiarcado, una de las presentadoras del programa Dones de IB3 Ràdio. Todo el mundo sabe que ahora la radio pública de las Islas Baleares es un oasis de democracia y periodismo de qualité gracias a que un señor que venía de El País nos enseñó lo que era el periodismo, que los que estábamos antes eramos seres de la caverna mediática, manipuladores y fachosos. Buena muestra de ese periodismo independiente, plural y objetivo es el citado Dones, un programa que habla de la vida «con perspectiva de género» y que es más feminista que una camionera quemando sujetadores. Yo creía —iluso de mí — que el feminismo no era ni de izquierdas ni de derechas. También creía que la radio pública no podía tener ideología. Pues no. Va una de las personajas que presenta y dirige el programa y sobre una librería feminista de Londres que ha cerrado, suelta: «el capitalismo, que lo mata todo, y la gentrificación mataron a la librería». ¡Toma ya! No contenta con ello, califica al viejo gobierno de Berlusconi como «violento, sexista y patriarcal». El chou continua con alguna que otra colaboradora. Las invitadas pueden rajar lo que quieran, faltaría más, pero las presentadoras de un programa de una radio pública pagada con el dinero de todos no pueden permitirse el lujo del sectarismo. No se equivoquen, eso es sectarismo, no feminismo.
A veces siento la obligación de pedir disculpas por haber nacido con un palito y un par de pelotitas en la entrepierna. Luego se me pasa. Parece que ello me convierte en un cromañón machista. Si es que los hombres somos culpables de todo. Recuerdo que hace años los Def Con Dos cantaban el inspirado ripio de «la culpa de todo la tiene Yoko Ono y el espíritu de Lennon que le sale por los poros». Entonces Yoko Ono era peor que la Inquisición y la peste bubónica juntos, pues se la culpaba de la separación de los Beatles, cosa que a mi me parece fenomenal porque jamás he tragado a los de Liverpool. Pero no, ahora lo peor es el heteropatriarcado. Conforman la santísima trinidad de la maldad occidental el heteropatriarcado, el neoliberalismo y la Iglesia de Roma, que no se salva de la quema ni con un Papa argentino y molón.
La noticia animal de la semana se ha producido en la barriada palmesana de s'Indioteria. Activistas defensores de los animales han denunciado el abandono de un rebaño de ovejas en un solar sin sombra en la que guarecerse del canicular sol estival y privadas de alimento y agua. Han conseguido movilizar al Seprona y a la Conselleria de Medio Ambiente. La cosa no está clara, algunos animales han muerto, el Seprona ha abierto un expediente administrativo y la Conselleria dice que todo está en regla. Los animalistas siguen erre que erre y denuncian que el propietario de las ovejas es un conocido empresario pues creen que por ahí hay algo de contubernio judeomasónico. Los activistas defienden a las ovejas. Supongo que también habrá por allí algún ovejo, que debe de ser más bien un cabrón si nos atenemos a la corrección del lenguaje no sexista. También hay animales preñados. Les recuerdo que no podemos decir ovejas embarazadas para no ofender a nadie.
Vicenç Vidal, nuestro conseller de Medio Ambiente, tal vez no ha visto muy bien a las ovejas de s'Indioteria, ni a los bichillos de la «chilella» fastidiosa que se comen nuestros árboles, pero ha estado ojo avizor en la movida del tipo que se da un chapuzón en los islotes de El Toro, en Calvià, y vienen a buscarlo en helicóptero. ¡Qué grande, se da un capfico y el mayordomo Bautista aparece en helicóptero y con la bandeja de Ferrero Rocher! Dice Vidal que los buenos ciudadanos tenemos que denunciar hechos como este. No sé si considerará buenos ciudadanos a los que denunciaron sus contratos con Jaume Garau y que ahora le llevarán al Senado a comparecer ante la comisión que investiga la financiación de los partidos. Ah no, esos son malotes peperos que quieren judicializar la política como Més y PSIB no han hecho jamás.
En fin, me vuelvo a los cacahuetes y a la horchata, aunque uno se hace viejo y los excesos se pagan. Fíjense si empiezo a ser viejo que —y aunque parezca un chiste fácil no lo es, es absolutamente verídico— hace unos días llegó a mi correo electrónico uno de esos mensajes publicitarios que ni has pedido ni te interesan. Llevaba por asunto «Top discos duros», y voy yo y me emociono al creer que me envían la lista de los mejores discos de rock y jevimetal. Abro el correo y resulta que es de una tienda de informática con sus ofertas de discos duros para ordenador... Ya no se respeta nada. Pero esa es otra historia.