El equipo milenario

La incógnita antes del partido estaba en saber si este mediodía habría al final una celebración feliz o no. La hubo, pero no por parte nuestra, sino del equipo pucelano, que nos ganó tres a cero. Como ya viene siendo habitual en nuestro caso, empezamos el partido bastante bien en el José Zorrilla, pero de nuevo la falta de acierto ante la meta rival y dos errores puntuales —un córner mal defendido y un penalti ingenuo— nos acabaron castigando excesivamente. Las rotaciones decididas por Vicente Moreno, incluida la de Fabricio Agosto por Manolo Reina, no dieron tampoco el resultado esperado.

A partir del minuto 50, ya con dos a cero en contra en el marcador, hemos de reconocer que nos desconectamos un poco del partido. En esos instantes, me dio por pensar que en estos tiempos tan cambiantes en que algunos teatros tienen hoy nombre de helado y algunos estadios nombre de inmobiliaria, es bonito que haya en nuestro país un campo de fútbol que tenga el nombre de un poeta y dramaturgo romántico. Todo un acierto por parte del consistorio vallisoletano en su momento.

Precisamente, la obra más famosa del gran Zorrilla, «Don Juan Tenorio», se solía representar siempre por estas fechas y acababa con la redención póstuma de su protagonista. Los mallorquinistas esperábamos, sobre todo hoy, la redención —aún no póstuma— de nuestro equipo fuera de casa, pero estas fechas previas y posteriores al 1 de noviembre parecen sernos aún menos propicias a nosotros que a Don Juan.

Como dijimos al inicio de esta crónica, este domingo celebrábamos nuestro partido número mil en Primera División y ya ven lo que ha pasado. Hace ocho días, nuestro míster celebraba su 45 cumpleaños y ya ven lo que pasó, que perdimos uno a cero ante el Leganés. Visto lo visto, confiemos en que el próximo domingo, ante el Villarreal, no haya ya ninguna efeméride específica más que celebrar por parte del Mallorca.