El engaño de las rebajas
jueves 07 de agosto de 2014, 19:02h
Durante el año, dos son las temporadas que los consumidores más esperan. La fecha de inicio de rebajas, supone una mejora en los precios de los productos y por tanto un ahorro sustancial en los bolsillos de los clientes.
Mientras en el papel las cosas son así, la realidad como siempre supera la ficción. En este mismo diario en el que hoy leéis estas líneas se publicaba hace unos días la decepción de los comerciantes con las rebajas de verano. Según el informe de PIMECO, el porcentaje medio de rebajas ha sido de un 70% y el pequeño y mediano comercio, achaca esta decepción a la poca afluencia de clientes y su escaso poder adquisitivo.
Desde mi punto de vista y sin generalizar por supuesto, ya que siempre hay honrosas excepciones. El sector comercio tiene que “hacérselo mirar” como se dice vulgarmente. Como consumidora esta temporada de rebajas ha sido un engaño, una trola, un timo como una casa.
Grandes y pequeños comercios han sacado lo que tenían en los almacenes con precios que en absoluto tenían nada de rebajados. Después de varias semanas, las cosas no han mejorado y ya casi estamos en el final de las mismas.
Lo dicho, decepcionantes. Es cierto que la macroeconomía está mejorando, a la economía de los hogares aún le queda territorio por recorrer, pero también sé a ciencia cierta, que numerosas familias han guardado parte de sus recursos para aprovechar las rebajas, para finalmente darse cuenta que los productos que iban a recibir con los supuestos descuentos no eran en absoluto los esperados.
El consumidor no es tonto, aunque en ocasiones haya quien le tenga en tan lamentable consideración. Él es quien decide si un producto es bueno o no, si le gusta o no. A todos nos encanta hacer buenas compras, compras que nos supongan un ahorro para el bolsillo y una satisfacción personal. Lo que no puede ser, es que se pretenda vender gato por liebre, porque en ocasiones o se le da un mal producto, o en su defecto el que es de temporada se le intenta vender prácticamente al mismo precio que tenía antes de bajar su precio. Una rebaja de dos, tres o cinco euros no es un descuento, no mejora en nada la economía al consumidor y eso, señores comerciantes, es así.