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El Día Mundial del Stiletto

Por Josep Maria Aguiló
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jmaguilomallorcadiariocom/8/8/23
sábado 23 de diciembre de 2023, 09:15h

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Seguramente, estas fechas navideñas no sean quizás las más adecuadas para escribir un artículo de carácter reivindicativo, pero también es verdad que una causa justa no deja de ser nunca una causa justa. Por ese motivo, como fetichista irredento y confeso que soy, me he decidido hoy por fin a demandar la futura implantación del Día Mundial del Stiletto.

Es posible que algunos de ustedes aleguen, con razón, que la hipotética creación de una jornada de estas características debe ser debidamente justificada a priori. En ese sentido, mi primer argumento a favor de la necesidad de dedicar anualmente un día específico al tacón de aguja sería que existen ya varios días internacionales dedicados a la ropa o a los complementos indumentarios, como el Día del Jersey Navideño Feo, el Día Internacional de la Camisa Arrugada o el Día de los Calcetines Perdidos.

Otro razonamiento de peso sería que ahora mismo existen jornadas concretas sobre casi cualquier cosa. Los amantes de la comida sabemos, por ejemplo, que desde hace años se conmemoran el Día Mundial de Saltarse la Dieta, el Día Mundial de la Tortilla de Patatas, el Día Mundial del Pastel de Chocolate, el Día de la Comida Congelada, el Día Internacional de la Croqueta, el Día de la Paella, el Día de la Alita de Pollo o el Día Mundial de las Natillas, que precisamente se celebra mañana domingo.

A un nivel ya más general, mis conocimientos sobre los días internacionales no son tan exhaustivos, pero de los que conozco hay varios que también me agradan muy especialmente, como el Día Mundial de la Gente Peculiar, el Día del Gorrión, el Día del Vencejo, el Día de la Pereza, el Día de Saltar en los Charcos, el Día del Hijo de en Medio —yo lo soy— o el Día de los Zurdos —yo también lo soy, aunque no exactamente en el sentido que creo que le da el nuevo presidente de Argentina, Javier Milei— .

Antes de concluir mi primer argumento en favor de la conmemoración del uso de los stilettos, he de reconocer también que existen otros días cuyo sentido no acabo de entender del todo, aunque por supuesto los respete, como el Día Mundial de Responder a las Preguntas de tu Gato, el Día de Llevar el Perro al Trabajo, el Día del Mosquito, el Día de Ir sin Pantalones en el Metro, el Día Internacional de la Diversión en el Trabajo —por ser un oxímoron— o el Día del Beso al Pelirrojo —por ser discrimatorio—.

Mi segundo gran argumento justificatorio está relacionado con el hecho de que muy posiblemente los taconazos no estén viviendo hoy su mejor momento, ni siquiera en las pasarelas o en las revistas de moda. Precisamente, hace poco una de esas publicaciones definía los tacones de aguja como «incómodos y malos para la salud», mientras que un reciente artículo del muy prestigioso y reconocido diario The New York Times consideraba que ese tipo de calzado es «poco práctico y perjudicial para los pies y el cuerpo en general».

No digo yo que ambos textos no tuvieran razón, pero seguro que entenderán también que por cosas como estas y por otras que ahora les contaré mi estado de ánimo y el de otros muchos fetichistas de los stilettos —y de los pies— no sea el mejor en estos momentos. Ni siquiera parece quedarnos ya el consuelo de detenernos frente a los escaparates de las zapaterías y disfrutar con la contemplación de tacones de diez o más centímetros, pues aquí y allá sólo vemos calzado plano, plataformas y zapatillas.

Es cierto que siempre cabe la posibilidad de ir a dar largos y parsimoniosos paseos por el centro histórico de Palma, con la remota esperanza de intentar encontrar una aguja —nunca mejor dicho— en un pajar —nunca mejor dicho también—, sobre todo en estos bulliciosos días navideños.

También es verdad que desde hace ya varios años existen el Día Internacional del BDSM y el Día Mundial del Fetichismo, que, sin duda, alguna relación tienen con los tacones de aguja y con otros complementos que en principio no hace falta detallar ahora aquí.

Son dos días específicos que, para qué negarlo, me consuelan bastante de momento, pero aun así, seguiré abogando sin desfallecer por la instauración en todo el cosmos del Día Mundial del Stiletto.

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