El estado de abandono del Hipódromo de Manacor ha provocado la indignación de los aficionados. Las fotos del reportaje que publicaba este domingo mallorcadiario.com mostraban la pista, las cuadras y las instalaciones obsoletas y totalmente abandonadas por parte de aquellos que tienen la responsabilidad de su gestión, el Institut de l'Esport Hípic de Mallorca, dependiente del Consell.
La situación actual deja desamparados a los miles de aficionados al trot en toda la zona de Llevant, donde este deporte cuenta con un notable seguimiento. La afición critica la falta de inversiones y expresa su sensación de que el Consell “está dejando morir” la instalación. Se han organizado como plataforma y algunos partidos políticos se han hecho eco de sus demandas: el PSOE en el Ayuntamiento de Manacor, y el PI y PP en la cámara insular.
Es difícil de entender este abandono por parte del Institut de l'Esport Hípic, entidad que también gestiona el Hipódromo de Son Pardo y que tiene bajo su responsabilidad el mantenimiento de un deporte tan significativo para Mallorca como es el trot. De momento, la afición tira del carro, pero exige el apoyo de quienes tienen la responsabilidad de la gestión.
La situación recuerda a la vivida este verano con la suspensión, por primera vez en 45 años, de la Marxa des Güell a Lluc a Peu, otro símbolo de mallorquinidad que se vio frenado en seco tras gestionarse su celebración de una forma desastrosa. Hay quienes ven intenciones políticas en esta falta de apoyos, al tratarse de colectivos que no estarían en línea con los partidos del Pacte. Puede que sea así o puede que no; en todo caso, es necesario que las instituciones mallorquinas apoyen las actividades singulares de la isla, especialmente cuando tienen un profundo arraigo y un seguimiento masivo.
Esta semana, una nutrida representación del Consell de Mallorca ha estado en Nueva York para promocionar la isla y atraer más turismo norteamericano. Hay que aplaudir la iniciativa, pero esta expansión debería ser compatible con una mayor atención hacia actividades tradicionales que no sólo son demandas por muchos ciudadanos, sino que pueden complementar los atractivos turísticos de Mallorca impulsando la economía local.