El Mallorca jugó bastante mejor contra el Valladolid que frente al Alcorcón y sin embargo perdió el primero de ambos partidos y ganó el segundo. Es más, la derrota sentenció a Pepe Gálvez y la victoria, mínima, otorga confianza a su sucesor, Fernando Vázquez a la espera de que segundas partes sean buenas, al contrario de lo que dice el refrán.
El técnico gallego, que siempre ha reivindicado su regreso desde que Mateu Alemany no le renovó después de la temporada 1999-2000 y considera que entonces el club no fue justo con él, no ha llegado para imponer un juego brillante, sino para obtener resultados. Ya lo dijo en su día Javier Clemente: “quien quiera espectáculo que se vaya al circo”. Debió añadir “du Soleil”, porque me temo que es el único que cotiza al alza.
Finalizado el encuentro, el de Castrofeito no tardó en anunciar fichajes esta misma semana. No queda otra. El domingo a las doce de la noche finaliza el plazo de inscripción y ya se ha dado cuenta de que para cumplir con el objetivo de la permanencia necesita algunos efectivos mejores que los que tiene. No pasemos por alto que sentar a Damiá para colocar en su lugar a Sissoko jugando en casa es toda una declaración de intenciones y la de alinear a dos puntas también, aunque tengan que ser necesariamente distintos a los que hay. Como suele ocurrir, le habrán prometido refuerzos que se le negaron a otros y esta vez no será Miguel Angel Nadal el encargado de proponerlos. Claro que para empezar a creer que algo ha cambiado de verdad en el club, Maheta Molango precisa hacer mucho más que reforzar la plantilla de futbolistas del primer equipo y no consultar los fichajes con el consejo de administración, tal cual exigía Utz Claassen en un pasado aún reciente y lamentable.