Los viejos Nokia, móviles con pantalla de cristal líquido y un permanente fondo verde solo alterado por píxeles negros, se comercializarán a un precio de 60 euros.
Estos teléfonos se lanzan con la idea de que haga la función de móvil secundario, además de ser un producto muy resistente a los golpes y a las altas temperaturas, propiedades que contrastan con la fragilidad de los smartphones modernos. El producto se lanza con la idea también de ofrecer un teléfono móvil barato y asequible para todos los bolsillos.
El objetivo de la empresa es relanzar un teléfono muy conocido e icónico para llamar la atención de los compradores.