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El carro del aeropuerto nos lo robaron

Por Francesca Jaume
lunes 11 de octubre de 2021, 05:00h

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Este fin de semana mallorcadiario.com nos informaba de la imposibilidad de los pasajeros que llegaban a Son Sant Joan de encontrar carritos para transportar sus maletas. El motivo: el enésimo recorte en el servicio llevado a cabo por AENA con la excusa del COVID.

No es la primera vez que hay conflicto en torno a este servicio. Ya al inicio de la pandemia la entidad que ostenta el monopolio en la gestión del aeropuerto tomó la decisión de suspender totalmente el servicio, con lo que la empresa prestataria en aquellos momentos, Interserve, tuvo que poner a todos los trabajadores en ERTE. Sin embargo, seguía habiendo tráfico aéreo, con lo que se estaba privando del servicio a los usuarios que, aun siendo pocos, seguían pagando las tasas correspondientes. Hubiera sido más acorde con la situación que algunos trabajadores quedaran desafectos y ofrecer el servicio en proporción al volumen de pasajeros.

Más recientemente, a principios de abril, se convocó una larga huelga para los fines de porque, de nuevo, AENA suspendía parcialmente el contrato a la nueva prestataria ADELTE a pesar del considerable aumento de pasajeros que experimentó el aeródromo mallorquín en primavera. El número de operarios era inferior a cualquier temporada baja sin concordar con las cifras de pasajeros publicadas por los medios de comunicación y más teniendo en cuenta que, a causa del COVID-19, se tiene que realizar un trabajo extra de desinfección.

Ahora, en un nuevo episodio de este día de la marmota, vemos como el aeropuerto está repleto de pasajeros -las fotos publicadas por mallorcadiario.com hablan por sí mismas- pero tan sólo hay dos trabajadores del servicio de carritos por turno. Para que nos hagamos una idea: dos únicas personas tienen el encargo durante ocho horas de recoger todos los carritos desperdigados por las terminales y las seis plantas de parking, desinfectarlos y llevarlos a los puntos de anclaje. El resultado es que en la zona de llegadas no hay carritos que los usuarios puedan utilizar para cargar sus maletas y transportarlas hasta el vehículo. Cuando uno viaja con un pequeño troley puede que no le dé importancia, pero si se viaja en familia y con maletas grandes, el carrito deviene una necesidad.

La situación es indecente, para calificarla de un modo suave, por tres grandes motivos. El primero es que los usuarios del aeropuerto están pagando con las tasas aéreas por un servicio que no reciben. El segundo es que dos únicos trabajadores tienen que hacer frente a una necesidad de servicio que tendría que ser llevada a cabo, por lo mínimo, por cinco, con lo que ello supone de sobrecarga de trabajo. Y el tercero es que, entre todos, y vía ERTEs, tenemos que sufragar el subsidio de unos trabajadores en situación de suspensión temporal de empleo cuando podrían estar trabajando perfectamente. En definitiva, un caso digno de estudio por parte de Inspección de Trabajo. Todos perdemos menos uno: AENA por supuesto.

A todo ello, a quien tiene la competencia en materia de turismo, el Govern de les Illes Balears, no está ni se le espera, porque, a pesar de que se trate de la principal entrada a Mallorca, la competencia de gestión del aeropuerto no es autonómica. Y la situación del aeropuerto de Palma parece que a Madrid le importa un pimiento.

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