Los jardines del Consolat de Mar han acogido este lunes la toma de posesión de los nuevos consellers y conselleres del Govern que preside la popular Marga Prohens, que asumió el cargo el pasado fin de semana.
La principal diferencia entre la constitución oficial de un consistorio o de un consell y la constitución del Govern es que las dos primeras suelen resolverse casi siempre en un plis plas, es decir, en un único capítulo, mientras que la puesta en marcha del Ejecutivo regional suele demorarse normalmente un poco más en el tiempo. En ese sentido, el desarrollo del proceso que se inicia siempre en el Parlament y acaba en el Consolat suele ser lo más parecido que existe a una miniserie en seis capítulos de Netflix o de HBO.
Siguiendo con esa analogía, podríamos decir que este lunes hemos vivido el quinto capítulo de la interesantísima "miniserie" de carácter político El ala oeste del Consolat, que concluirá dentro de unas horas. El inminente sexto y último episodio será la solemne sesión de apertura de la XI legislatura en la Cámara autonómica.
Los cuatro primeros capítulos tuvieron lugar la pasada semana, tres de ellos dedicados a la investidura de la popular Marga Prohens y el cuarto dedicado sobre todo a su toma de posesión, que se llevó a cabo el pasado viernes en La Lonja, muy cerca ya del Consolat.
Personalmente, he ido siguiendo los distintos episodios con creciente interés, pues tenían intriga, buenos diálogos, viveza y emoción, a pesar de que casi desde el principio intuíamos cuál iba a ser muy probablemente su posible desenlace. En cualquier caso, el capítulo de este lunes ha sido seguramente el que más me ha llegado, pues una de las diez personas que han jurado su cargo ante Prohens ha sido Catalina Cirer, en su caso como consellera de Famílies i Serveis Socials.
Quizás debería de recordar aquí que hace veinte años me declaré cirerista públicamente, poco después de que Cirer hubiera sido elegida alcaldesa de Palma, porque consideraba que era una persona honesta, valerosa, inteligente, muy cercana y con una gran conciencia social. El hecho de que ella también fuera, como yo, mallorquinista hasta la médula, jugó sin duda igualmente a su favor, aunque si hubiera sido del Atlético Baleares, la hubiera admirado y querido del mismo modo. O eso creo.
Desde aquel lejano 2003, no ha habido nada que me haya hecho variar aquella primera percepción personal sobre Cirer, por lo que hoy me emocioné al abrazarla. Esa emoción provenía quizás también del hecho de que, más de una vez, pensé que no siempre se había sido justo con ella a lo largo de estos años.
La valía que ha visto Prohens en Cirer la ha observado igualmente en los otros nueve consellers del Govern, que esta tarde estaban radiantes junto a la presidenta en los jardines del Consolat. Bueno, radiantes y también acalorados, al igual que casi todos los asistentes e invitados a este acto institucional. La calor era hoy tan extrema para un día de principios de julio, que estoy casi seguro de que hasta el presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, será a partir de ahora un firme defensor de la existencia del cambio climático.
De los diez consellers de Prohens, nueve han optado por la fórmula del "juro" en su toma de posesión y uno ha preferido usar la fórmula del "prometo", en concreto el conseller de Agricultura, Pesca i Medi Natural, Joan Simonet, quien en el fondo siempre ha sido un poco rebelde, aunque no necesariamente a la manera de la gran Jeanette o del malogrado James Dean. El hecho de llamar Medi Natural a lo que antes se denominaba Medi Ambient es ya una rebeldía en cierto modo, aunque es posible que esta rebeldía provenga sobre todo de la nueva presidenta.
El primer Consell de Govern presidido por Prohens se ha celebrado poco después, precisamente en el ala oeste del Consolat, que quizás no sea tan vistosa como la de la Casa Blanca, aunque yo creo que también tiene su punto. En ese primer encuentro, se ha aprobado el nuevo organigrama del Ejecutivo regional, que reduce en 17 el número total de altos cargos que había hasta ahora, lo que supondrá un ahorro aproximado de un millón de euros al año.
Con independencia de ambas cifras, yo diría que el inicio de esta nueva etapa de austeridad se ha notado, incluso, en el pequeño refrigerio que se ha servido en los jardines del Consolat, que constaba sólo de agua mineral —sin gas— y de tarrinas de helado, con tres únicos sabores, almendra, avellana y chocolate.
Nada de alcohol, ni de canapés, ni de aperitivos calientes, sino sólo los dos productos citados, para ayudar a combatir decididamente la calor y una hipotética deshidratación. El agua fría era de Palma y las tarrinas de helado de Campos, en lo que puede ser considerado un primer ejemplo práctico de que el nuevo Govern no sólo cree en el cambio climático, sino también en la promoción de la economía circular.
El acto oficial de este lunes ha empezado a las seis de la tarde y ha concluido en torno a las ocho y media, por lo que ha coincidido en el tiempo con el mitin que Yolanda Díaz ha dado a las siete de la tarde en el Parc de ses Fonts.
La vicepresidenta del Gobierno y también candidata por Sumar se ha referido al nuevo Govern en diversos momentos de su intervención, pero seguro que habrán intuido ya que no ha sido para felicitarlo precisamente. También es verdad que así como están últimamente las cosas en nuestro querido país a nivel político, es posible que ni siquiera el líder nacional de Vox, Santiago Abascal, felicite muy efusivamente a Prohens y al Partido Popular cuando venga el próximo jueves a Palma.
Hoy quería hablarles también del cara a cara televisivo entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, pero al final no lo he podido ver, pues aún seguía concentrado cien por cien con El ala oeste del Consolat. Estoy seguro de que ese esperadísimo debate a dos hubiera dado también para otra posible contracrónica. Pero como diría el mítico señor Moustache en Irma la dulce, me temo que esa sea ya, ay, otra historia.