En su primera reunión, el nuevo gobierno del Consell de Mallorca presidido por el popular Llorenç Galmés acordó iniciar los trámites para la supresión del carril Bus-Vao en la autopista del aeropuerto, así como eliminar la limitación de los 80 kilómetros por hora en la Vía de Cintura de Palma.
Ambas decisiones -apenas un día después de que los nuevos consellers tomaran posesión del cargo- constituyen una declaración de principios por parte del ejecutivo insular y marcan el camino por el que, presumiblemente, va a discurrir la política de carreteras del nuevo gobierno de Mallorca, decididamente opuesta a la desarrollada durante el mandato de Catalina Cladera.
La implantación del Bus-Vao en noviembre del año pasado provocó una gran polémica por los interminables atascos que la medida produjo desde el primer día, concentrando en dos carriles el volumen de coches que hasta ese momento utilizaban tres.
Tres meses después, el balance realizado por el anterior departamento de carreteras del Consell concluyó que el volumen de tráfico en este tramo de la autopista cayó un 13 por ciento desde la implantación del polémico carril. Es decir, un 13 por ciento de los conductores habituales renunciaron a emplear esta vía para evitarse los atascos que se producían constantemente. El dato fue presentado por el entonces conseller insular Iván Sevillano como todo un éxito, permitiendo concluir -con una gran dosis de simpleza- que el problema de los atascos se soluciona si desaparecen los coches.
Esa fue la premisa de la anterior política de carreteras del Consell de Mallorca: poner trabas a los conductores de los vehículos privados, sin darles previamente alternativas de transporte público ni, mucho menos, realizar las obras necesarias para mejorar los accesos a Palma o terminar el segundo cinturón.
Estas deficiencias en las infraestructuras condenaron también a la Vía de Cintura a sufrir diariamente una densidad de tráfico excesiva, sin que la limitación de la velocidad a los 80 kilómetros por hora haya ayudado a aligerar la circulación.
Ahora, ambas medidas se enfrentan a su final. Serán los técnicos quienes determinen el mejor límite de velocidad en la Vía de Cintura -se debe considerar si es mejor 100 o 120- mientras que, por ser competencia estatal, corresponderá a la DGT eliminar el Bus-Vao, siguiendo las indicaciones del Consell de Mallorca, como ya hizo cuando se implantó. Para ello, Galmés ya ha solicitado las oportunas reuniones.
El objetivo de todo ello no debe ser otro que el de mejorar la movilidad en la isla, acabar con los atascos y ahorrar a miles de conductores una ingente cantidad de tiempo y recursos. Un plan que deberá complementarse, lógicamente, con las obras de aquellas infraestructuras que aún están pendientes.