El 11 de septiembre no es un día cualquiera para el mallorquinismo. No en vano, coinciden dos de sus principales efemérides. La primera tuvo lugar tal día como hoy en 1960 con el debut en la máxima categoría del fútbol español. Cuatro décadas y un año más tarde, la entidad barralet se estrenó en Champions horas después de los atentados perpetrados por Al Qaeda en Estados Unidos.
No hay ninguna duda de que el martes 11 de septiembre de 2001 el mundo, al menos tal y como lo conocíamos, cambió para siempre tras los atentados terroristas perpetrados por el grupo islamista Al Qaeda en Estados Unidos. Y es que no hay que olvidar, que además de las Twin Towers (Torres Gemelas) del World Trade Center en New York City, otro avión impactó en una de las fachadas del Pentágono, ubicado en Virginia, y que el vuelo 93 de United Airlines se estrelló en campo abierto debido a una pelea entre los secuestradores y los pasajeros antes de alcanzar su objetivo: el Capitolio, cimentando en la capital Washington DC. En total, el balance superó los 3.000 muertos, incluyendo a los artífices.
Poco más de cinco horas después de que nuestro planeta se paralizase frente al televisor para presenciar en directo la barbarie con la caída de la Torre Sur, el RCD Mallorca debutó en la fase final de la Champions League ante el por entonces todopoderoso Arsenal. Ya por entonces, los isleños conocían la multa de dos millones de las antiguas pesetas impuesta por la UEFA debido a la supuesta mala conducta de nuestra afición durante la vuelta de la fase previa ante el Hajduk en Palma.
Los de Arsene Wegner llegaron a Ciutat con todas sus estrellas (Henry, Vieira, Ljungberg, Kanu...) salvo Dennis Bergkamp que no viajó debido a su aerofobia (miedo a volar). Eso sí, los londineses estuvieron acompañados por miles de seguidores entre los que se encontraba "infiltrado" el cantante Rod Stewart, gran amante del fútbol y apasionado hincha del Celtic de Glasgow. Por cierto, comentar que RCD Mallorca y Arsenal se habían visto las caras un mes y medio antes en un amistoso celebrado en Kössen (Austria) cuando todavía no se había sorteado la fase de grupos. Entonces, los de Highbury Park se impusieron (0-2) con tantos de Fatih, en propia puerta, y Jeffer.
No obstante, esta cita histórica estuvo, lógicamente, empañada por los tristes sucesos acontecidos en el otro lado del charco. La UEFA censuró los actos a través de un comunicado si bien, una vez más, volvió a exhibir su falta de sensibilidad y solidaridad obligando a disputar la jornada. Las críticas fueron tan feroces, que el máximo organismo europeo se vio forzado a suspender el programa previsto para el día siguiente, el miércoles 12 de septiembre.
Evidentemente, en los prolegómenos del envite ante los 'gunners' -entre los que también destacaba la presencia del exbermellón Lauren- se guardó en Son Moix un respetuoso minuto de silencio. Después, y ya con la pelota en juego, los de rojo y negro salieron a por todas, como ya ocurriera en el partido de vuelta de la fase previa ante los croatas del Hajduk Split. En el once inicial, destacar la presencia en el once de Alejandro Campano en detrimento de Álvaro Novo.
En el minuto 11, y fruto de la presión local, llegó la jugada clave cuando Ashley Cole fue expulsado tras cometer penalti sobre Ibagaza. Vicente Engonga no falló y entró en la historia al conseguir el primer gol barralet en la principal competición continental a nivel de clubes. Señalar que dos años antes, en 1999, el fenomenal pivote anotó ante los checos del Sigma Olomouc el primer gol de la historia bermellona en la UEFA Cup.
Cabe destacar que durante el primer acto, los baleares pudieron aumentar las distancias pero estuvieron desacertados en los metros finales. En especial un Luque que malgastó numerosas ocasiones para conseguir un resultado más holgado.
Durante el descanso, Ibagaza tuvo que ser sustituido en el descanso debido a una rotura muscular que le apartó de los terrenos de juego durante varias semanas tras una dura entrada de Patrick Vieira. A pesar de la importancia de su ausencia, los de rojo y negro continuaron generando (y marrando) claras oportunidades ante la meta de Seaman. En el tramo final, los ingleses se limitaron a colgar balones sobre el área de un Leo Franco que hasta entonces, había sido un mero espectador. Afortunadamente para los intereses mallorquinistas, los postreros y desesperados intentos no dieron resultado a los visitantes. Por otra parte destacar que, en el otro partido del grupo, saltó la sorpresa con el triunfo de Panathinaikos en el terreno del Shalke 04 (0-2) gracias a las dianas del exvalencianista Vlaovic y del futuro barralet Basinas.
EL DEBUT EN PRIMERA
El 11 de septiembre de 1960 -cuatro décadas y un año antes de estrenarnos en Champions horas después de los atentados perpetrados por Al Qaeda en Estados Unidos- nuestro RCD Mallorca -presidido por Jaume Rosselló- se convirtió en el primer equipo balear en debutar en la máxima categoría del fútbol español. Una gesta que todavía hoy, ningún otro conjunto de la comunidad ha podido igualar.
El calendario deparó que el primer partido en la élite fuera en Sevilla, ciudad que en 1917 asistió a la primera victoria fuera de la isla en una época en la que lucía la denominación monárquica de Alfonso XIII. En esta ocasión, no esperaban los del barrio de Nervión sino su eterno rival: el Real Betis que presidía el gallego Benito Villamarín.
Un abarrotado Heliópolis - un estadio que desde 1961 hasta ahora (exceptuando 13 años que fue rebautizado como Manuel Ruiz de Lopera) rinde tributo al máximo dirigente de por aquel entonces- fue el escenario de un envite que, según las crónicas consultadas, dominaron los verdiblancos de principio a fin. De hecho, parece ser que Zamora evitó una goleada de escándalo. En el once insular, destacar la presencia de Julià Mir -único mallorquín y por lo tanto, pionero en jugar con el RCD Mallorca en la categoría de oro- y el austriaco Hollaus, el primer extranjero en vestir la zamarra barralet al máximo nivel.
Castaño, en el minuto 17, anotó el primer tanto de la tarde aprovechando un pase retrasado de Azpeitia. Tras el descanso, la tónica fue la misma es decir, los andaluces continuaron acorralando a los mallorquinistas en su propia parcela. En una de esas acciones, el colegiado Félix Birigay obvió un claro penalti de Bolao sobre el goleador local. Luego, y ya pasada la hora de juego, Rojas desvió a la red un servicio de Areta para establecer el definitivo 2-0.