Ejemplo político
sábado 05 de julio de 2014, 08:36h
Uno está tan acostumbrado a la falta de ética en la vida política que ante gestos otrora habituales se sorprende gratamente.
Hay una enorme diferencia conceptual entre la culpa y la responsabilidad. Asumir responsabilidades por unos hechos no significa, ni mucho menos, admitir culpa.
En términos generales, los políticos vienen demostrando una altanería y desprecio hacia las cuestiones del día a día de la población que, posiblemente, sea causa fundamental del desapego ciudadano hacia sus representantes. Vemos, contínuamente, muestras de desprecio y falta del mínimo espíritu en nuestros políticos. Esta semana, sin ir más lejos, en sede judicial se ha visto a quién fuera Jefa de Gabinete de la Conselleria de Educació, Cultura i Universitats pretender defender la legitimidad de una colleja que repartió ella misma en ejercicio de sus funciones institucionales. Lejos de avergonzarse por tales comportamientos, los políticos nos tienen acostumbrados a jactarse de sus acciones y/o comentarios impropios. Lo más curioso es que el propio sistema acaba premiando la mediocridad con suculentos puestos como, por ejemplo en el caso de la ex Jefa de Gabinete, de asesora de la Conselleria d'Economia sin disponer de aval académico alguno que permita suponerle un mínimo criterio fundado respecto de las cuestiones sobre las que, en teoría, debe asesorar.
En este desolador panorama, nos ha sorprendido gratamente la actitud de José María de Sintas Zaforteza, Batle de Ciutadella, quién sin ser culpable, ni mucho menos, del triste accidente en las Festes de Sant Joan fruto del cual ha fallecido la señora Núria B.M., se ha visto íntimamente obligado a asumir su responsabilidad como máxima autoridad municipal. Un gesto que, lejos de culparle, le honra situándole moral y éticamente muy por encima de otros vividores de la cosa pública incapaces de desprenderse de la sopa boba. José María de Sintas posiblemente haya podido dar esta muestra de calidad humana porque, a diferencia de otros, sea por sí mismo alguien y no un mero profesional del sueldo político.
En todo caso, hay que lamentar profundamente el motivo de la dimisión. Desde aquí permítanme trasladar las condolencias a la família de la Sra. Núria así como al pueblo de Ciutadella.