El alcance mundial de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus está propiciando que no todos los países afectados contabilicen el número de contagios y muertes con los mismos criterios. España contabiliza los fallecimientos por coronavirus aplicando criterios diferentes a los que se utilizan en Italia, Francia o Alemania. En el caso del Reino Unido, por otro lado, la estrategia de contención se aplicó con semanas de retraso y eso ha provocado que los registros tampoco sean comparables.
Hay países, como Francia o Alemania, que no contabilizan en sus registros de la pandemia a los fallecidos en sus domicilios o que sólo los incluyen si, falleciendo en un recinto sanitario, han estado antes en zonas de riesgo. En algunos landers alemanes, además, sólo se estaría haciendo el test de diagnóstico a este tipo de pacientes mientras que al resto no se les practicaría ni antes ni después del óbito.
En España, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha asegurado que las cifras se transmiten a la opinión pública con total transparencia, a pesar de lo cual su comparación en términos absolutos con las de otros países puede no ser indicativa a la hora de adoptar medidas comunes de contención. Los conceptos morir 'por' coronavirus y morir 'con' coronavirus también quedan unificados en la estadística española.
Es difícil aproximarse con rigor al conocimiento real de una pandemia que está provocando muerte, dolor, parálisis económica y social -así como el confinamiento obligatorio de millones de personas-, si se mantiene una disparidad de criterios por parte de los países afectados. La propia China, origen de la enfermedad, vio cómo se le disparaban los casos en plena epidemia cuando alteró el sistema de registro.
Sería aconsejable una estrategia conjunta de todos los países para aplicar una metodología que permita hacer comparaciones. Mientras no se aplique, no faltarán quienes duden sobre la realidad que nos azota; bien porque consideren que hay más muertos que los comunicados, bien porque crean que se han adoptado unas medidas exageradas que tendrán peores consecuencias que la enfermedad en sí.