Desde hace meses, dos de los enclaves más emblemáticos de Palma, la Plaza de España y el Paseo Marítimo, están en obras. Pese a las molestias que siempre causan trabajos de este tipo, nadie ha puesto nunca en duda la necesidad de reformar ambos espacios. En cambio, sí ha habido críticas, y además cada vez son más crecientes, por lo que respecta a la planificación de los dos proyectos.
En el caso concreto de las obras de mejora de la Plaza de España, se iniciaron en febrero del año pasado, con el socialista José Hila como alcalde, y concluirán el próximo mes de agosto, con el popular Jaime Martínez como primer edil. La reforma ha consistido, esencialmente, en la colocación de un nuevo pavimento y en el cambio de la ornamentación.
La previsión inicial era que dichos trabajos durasen un año aproximadamente, pero al final se habrán prolongado casi medio año más. La causa de este retraso sería atribuible, según el actual equipo de gobierno de Cort, a la "mala planificación" realizada en su momento por el tripartito que gobernaba en el consistorio palmesano en el pasado mandato.
Ha habido críticas, y además cada vez son más crecientes, por lo que respecta a la planificación de las obras en la Plaza de España y en el Paseo Marítimo
El otro gran proyecto aún en marcha, el del nuevo Paseo Marítimo, depende en su práctica totalidad de la Autoridad Portuaria. El objetivo principal de la reforma de esta arteria básica de Ciutat es incrementar las zonas verdes hasta ahora existentes y otorgar mucho más espacio a peatones y ciclistas, en detrimento del uso de los vehículos privados.
Los trabajos de remodelación empezaron en noviembre de 2022 y debían concluir dos años después, pero todo apunta ahora mismo a que la inauguración del renovado Paseo Marítimo no tendrá lugar hasta abril o mayo de 2025. El principal motivo de este retraso es el cambio que se acordó hace unos meses en la ubicación de los contenedores subterráneos, que finalmente se instalarán lejos de los comercios.
Es cierto que cualquier proyecto urbanístico es siempre susceptible de mejora una vez empezada ya su ejecución y también es verdad que los plazos inicialmente fijados para cualquier obra de grandes dimensiones rara vez se cumplen, pero ello no debería servir como excusa a las administraciones públicas para justificar demoras y retrasos.
Un retraso de unos meses en unas obras puede no parecerle importante a tal o cual administración, pero para muchos empresarios ese hecho puede suponer poner en peligro la viabilidad de sus respectivos negocios o incluso llegar a provocar su cierre. Y esto es algo que siempre se debería tener en cuenta y no olvidarse nunca. Por el bien de todos.