A la dirección del PP balear se le amontonan los problemas. La junta local de Búger ha anunciado en bloque su dimisión, apenas unos días después de que los responsables del partido en Andratx optasen también por esta misma vía. Los vaivenes políticos de Búger, que ha acogido la investidura de dos alcaldes en apenas medio año de legislatura, podría estar detrás del cisma creado entre ambas direcciones.
Más dolores de cabeza para el presidente del PP balear, Biel Company. Tras la dimisión en bloque, formalizada a principios de esta semana, de la junta local de Andratx, en las últimas horas se ha sumado la de Búger. Tanto la presidenta, Cati Alemany, como el resto de miembros de la junta han renunciado a sus responsabilidades y así se lo han comunicado ya al secretario general del PP en las islas, Toni Fuster. Tan solo hay una excepción en esta desbandada general, y es la protagonizada por el portavoz del grupo municipal en el Ayuntamiento de Búger, Rafel Reus, quien, de momento, sigue formando parte de la junta, a la que accedió directamente por su condición de concejal.
Al igual que en el caso de Andratx, la falta de sintonía entre ambas direcciones, la autonómica y la local, parece constituir el trasfondo de esta ruptura. Las desaveniencias se habrían iniciado a partir de la elección de la nueva Corporación municipal, surgida de las elecciones del 26 de mayo. El portavoz del PP, Rafel Reus, tuvo que asumir la responsabilidad de decidir quién iba a detentar la vara de alcalde en la nueva legislatura y escoger entre dos aspirantes: el socialista Pere Torrens y el cabeza de lista de Més per Mallorca, Pep Lluís Pons. Inicialmente, y al parecer en contra del criterio de los responsables del PP balear, Reus se inclinó por apoyar la investidura del alcaldable ecosoberanista, a pesar de que el representante del PSOE había obtenido un mayor apoyo en las urnas.
No obstante, el 'experimento' no duró demasiado. El PP de Búger retiró su apoyo al primer edil de Més per Mallorca en el momento de llevar a cabo la aprobación de las nuevas partidas presupuestarias, y Pons decidió, en consecuencia, dimitir. En el transcurso de unas semanas, el candidato socialista, Pere Torrens, ocupó su puesto y, a pesar de gobernar en minoría, logró sacar adelante las cuentas presupuestarias gracias a la aquiescencia de los populares.
La vorágine política en Búger, que ha acogido la investidura de dos alcaldes en menos de medio año, ha creado, según todos los indicios, fuertes tensiones entre la junta local del PP y la dirección autonómica encabezada por Biel Company, que finalmente se ha saldado con la dimisión en bloque de los representantes del partido en el municipio. Ahora falta comprobar si Company y su equipo serán capaces de reconducir la situación y convencer a Cati Alemany y al resto de la junta de que reconsideren su decisión.