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Dimisión de Andreu Manresa... y de todo el Consejo de Dirección de IB3

sábado 12 de agosto de 2023, 00:00h

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El máximo órgano de dirección de la radiotelevisión pública balear tendrá durante años consejeros nombrados por partidos que no tienen representación en el Parlament -El Pi y Gent per Formentera- o que sólo tienen un escaño en la cámara balear, como es el caso de Podemos. En cambio, el Partido Popular -mayoritario en el Parlament, con más diputados que toda la izquierda junta, y al frente del Govern-, tiene una exígua representación de tres de los nueve consejeros de IB3. Vox, tercera fuerza política en Baleares, no tiene ninguno.

La singular normativa legal que rige IB3 convierte el consejo de dirección en un órgano que no representa la voluntad popular surgida de las urnas. La situación viene generada por el empeño del PSIB y sus socios a la hora de querer nombrar a un director general en el año 2015 sin contar con la intervención del entonces principal partido de la oposición. Así, mediante la modificación de la Ley 15/2010 del Ente Público de Radiotelevisión de las Illes Balears, el ejecutivo de Armengol logró colocar a Manresa y vestir el procedimiento como una fórmula para garantizar la independencia el ente público.

La realidad de los últimos años, sin embargo, ha venido a demostrar todo lo contrario. Manresa se ha evidenciado como una herramienta más para beneficiar el relato informativo del PSIB, con acusaciones de manipulación o con episodios vergonzantes como el rapapolvo de la Junta Electoral que, ante las elecciones del 28M, obligó a Manresa a modificar un plan de cobertura informativa que abiertamente beneficiaba a Francina Armengol.

El nuevo escenario político convierten a Andreu Manresa y a todo el consejo de dirección en unos suplantadores amarrados al sillón durante todos los años que la actual ley les permita. No representan la voluntad popular expresada en las elecciones de mayo ni tienen más legitimidad que la que les confiere una ley hecha a medida hace ocho años para que la izquierda pudiera hacer y deshacer a su antojo en la radiotelevisión pública. La dimisión es la única alternativa digna que les queda.