Diario de un confinado: Juegos de mesa

Si optamos por elegir otros juegos y otras actividades para disfrutar en familia, como el dominó, el bingo o el mus, no debemos jugar nunca con dinero, para evitar posibles disgustos o sobresaltos económicos a nivel familiar. Lo ideal sería jugar con fichas o con granos de lentejas o de arroz, como sabiamente nos enseñaron nuestros abuelos. En el caso de los juegos «online», esa opción seguramente no sea posible, así que lo mejor sería participar en aquellos juegos «online» que no te exijan un depósito o que sean gratis, que casi seguro que debe de quedar todavía alguno en nuestro país.

Por razones de higiene, en principio parecen más recomendables los juegos en los que sólo tengan que participar entre dos y cuatro personas. Así, siempre será mejor el tradicional parchís de cuatro que no el de ocho, para no tener que desinfectar luego decenas de fichas, dados o cubiletes. Del mismo modo, conviene limitar un poco el número de contendientes en el Scattergories —por las posibles broncas— o en el Trivial Pursuit. En esa misma línea de prevención, deberían de evitarse también deportes de contacto, como por ejemplo el ajedrez, pues a veces tocamos más las fichas del adversario que las nuestras propias, en especial si somos émulos de Bobby Fischer o de Gary Kasparov.

Los juegos de mesa pueden ser, por último, una buena opción de entretenimiento incluso para quienes viven solos, sobre todo si incluimos en nuestra lista los juegos de estrategia y los puzzles. Esa recomendación sería perfectamente aplicable en mi caso, aunque los juegos de estrategia no los acabo de entender y los puzzles siempre me acaban poniendo algo nervioso. Por eso, es sólo ahora cuando me doy cuenta de que nunca debería de haber tirado mi desgastada baraja ni mi prodigiosa caja de 24 Juegos Reunidos Geyper.