Tendremos que dar la razón al gran poeta chino medieval Han Shan cuando afirmó: «Los grandes logros están compuestos de detalles diminutos. Aquellos que tienen éxito logrando el todo han atendido cuidadosamente a cada parte diminuta. Aquellos que fallan, han ignorado las partes diminutas o las han tomado a la ligera juzgándolas insignificantes».
En cierto modo, nuestro míster viene a decir también poco más o menos lo mismo cada semana en las previas de los partidos, cuando reitera que en Primera la mayoría de encuentros se deciden muchas veces por pequeños detalles. El cero a uno de este sábado ante el Real Valladolid nos demostraría, por si aún pudiéramos tener quizás alguna duda, que Han Shan y Vicente Moreno tienen razón.
Si el balón que conducía Lumor no hubiera salido fuera por unos pocos centímetros antes de su pase de gol a Dani Rodríguez, habríamos tenido muchas opciones de acabar ganando el partido. Si Antonio Raíllo no se hubiera lesionado fortuitamente al inicio del segundo tiempo, seguramente el encuentro habría sido otro. Si hubiéramos defendido algo mejor en la jugada del contraataque pucelano que concluyó con el gol de cabeza de Enes Ünal, habríamos llegado a los minutos decisivos con nuestras opciones de triunfo intactas. Si el Mallorca no hubiera acusado anímicamente tanto ese gol, habría podido crear más ocasiones de las que al final tuvo para intentar conseguir el empate.
Pero por culpa de esos y de otros pequeños detalles, nos quedamos sin lograr «el todo», que diría el sabio Han Shan, y perdimos este sábado un partido muy importante en Son Moix. Para intentar revertir esta situación en los próximos encuentros, no sé si quizás deberíamos intentar utilizar la fórmula personal y profesional que tanto éxito dio a otro sabio algo más cercano en el tiempo, el gran Walt Disney: «Sueña, diversifícate y nunca pierdas los detalles».