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Desabastecimiento

jueves 12 de marzo de 2020, 00:00h

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El miedo a un contagio masivo por coronavirus -y la posibilidad de quedar aislados en una eventual cuarentena- ha tenido como consecuencia que muchos ciudadanos hayan acudido a supermercados y centros comerciales para abastecerse de todo tipo de provisiones. Desde alimentos a productos de higiene, pasando por recambios de todo tipo o, incluso, folios de papel. El fenómeno es tan irracional como inútil, toda vez que las propias empresas de distribución han afirmado, por activa y por pasiva, que la posibilidad de que se produzca un desabastecimiento está totalmente descartada.

La extensión del coronavirus ha derivado en una emergencia sanitaria que está siendo gestionada por las autoridades de salud con medidas de prevención para la población en general y con el tratamiento adecuado en el caso de los infectados. Sus consecuencias son clínicas pero, también, económicas y sociales, como lo demuestra la cascada de anulaciones y aplazamientos que se están produciendo en todo tipo de actividades. Las pérdidas económicas se prevén cuantiosas y los gobiernos anuncian medidas para contener o compensar esta caída. Una mala situación que puede agravarse aún más si nos dejamos llevar por los numerosos bulos que se propagan en torno a esta crisis. Como el del desabastecimiento.

La crisis aún durará una semanas -entre 8 y 12 estima el Govern balear que se prolongará este periodo en las Islas- por lo que lo más sensato es seguir las indicaciones realizadas desde las administraciones competentes y no caer en una psicosis que provoque males mayores. Tampoco ayuda el hecho de difundir mensajes anónimos que afirman tener "información de primera mano" sobre el efecto real del virus o sobre la urgencia de abastecerse de provisiones ante el escenario apocalíptico que -aseguran esas fuentes no contrastadas- se nos avecina.

Las redes sociales y las aplicaciones telefónicas de mensajería son terreno abonado para dar carta de naturaleza a estas teorías de la conspiración que sobre todo confunden a los más crédulos. Hacerles caso puede conllevar un gran perjuicio para el correcto desarrollo del control de la crisis. Mantener la calma, dar por buenas únicamente las informaciones de fuentes y medios contrastados, y seguir las indicaciones de las autoridades son los mejores consejos para no contagiarnos, en este caso, de un pánico desmesurado.