Las auroras boreales, rodeadas de leyendas y mitos, son uno de los fenómenos más increíbles que se pueden observar en el cielo, una clara manifestación del poder que tiene el campo magnético de nuestro planeta. Mientras el pasado viernes una tormenta solar de gran potencia provocaba una aurora boreal que se pudo ver en latitudes insólitas para este fenómeno, como España, el sábado, ‘Nebulossa’ y su ‘Zorra’ avergonzaban a España en el Festival de Eurovisión, una clara manifestación del poco magnetismo que tiene nuestro país en Europa y en parte del planeta.
Ya denuncié en febrero que esta mamarrachada de canción retrógrada y desfasada, más propia de los años ochenta que del siglo XXI, iba a ser un completo fracaso. Y que, además era una humillación como reivindicación de la mujer libre. En cambio, los dogmáticos, los de las moralinas constantes, los que lo colectivizan todo, la bautizaron como un himno feminista. Imagínense.
¿Esto es todo lo que tiene que ofrecer en nuestro país el (pseudo)feminismo institucionalizado?
Leamos más a referentes como Virginia Woolf, Jane Austen o Louisa May Alcott que encontraron en la literatura una vía de escape cuando sus mundos se nublaban. Encontremos la inspiración en sus libros, en aquellas historias de las que muchas quisimos ser sus protagonistas. Que sirvan de guía como las auroras boreales y su magnetismo iluminando el camino para construir una sociedad mejor.