Del covid al rescate

A estas alturas de la crisis es de perogrullo afirmar que la pandemia sanitaria se ha llevado muchas vidas por delante y ha paralizado la economía. Lo llamativo de la situación es que, en contra de la opinión prácticamente generalizada de los expertos, el virus sigue ahí, interfiriendo la convivencia y nuestras costumbres, amenazante, con amplia infectividad. No es de recibo que el covid-19 haya repuntado en 30 provincias y que muchos territorios hayan tenido que regresar a situaciones de cuarentena para afrontar la posibilidad de nuevos contagios masivos.

Lo preocupante, cuando enfocamos los aspectos de futuro es que su comportamiento maquiavélico nos muestra que no permite certidumbres en el un escenario sanitario disperso y un entorno de recuperación económica complejo.

Si el referente pandémico viral, aun asumiendo las grandes diferencias en medios, recursos, conocimientos y expectativas con que los afrontamos, es la gripe de 1918, con casi 1.000 millones de afectados, nos tenemos que preparar para dos largas temporadas.

En este aspecto, son muy importantes la competencia de nuestros gobiernos, la racionalidad de nuestras autoridades sanitarias y la ejemplaridad del pueblo.

No, no es necesario profundizar en las manifiestas debilidades de todos y cada uno de los pilares con los que afrontamos esta gran pandemia.
Pero si quiero hacer una referencia, en esta calurosa mañana de julio, al hilarante espectáculo con el que gobierno se está enfrentado al inevitable rescate a España en el seno de la UE. Conscientes de las dificultades con las que nos enfrentamos a una potencial recuperación en V que permitiera el rápido resurgir de nuestra economía, serán los mecanismos de esfuerzo, resistencia, ejemplaridad y estrategia los que permitan generar el menor sufrimiento posible.

Nuestras finanzas están muy deterioradas. Los países con los que compartimos la anterior crisis, la de Zapatero, como Irlanda, Grecia y Portugal tienen a diferencia de la nuestra, una economía ya saneada y con balances positivos; repito, con balances anuales positivos.

Con las formas y los instrumentos del actual gobierno resulta poco creíble la respuesta a la imperiosa necesidad de elaborar un programa verosímil de disminución de gastos y reactivación económica capaz de compensar la caída de ingresos durante los próximos 2 años. El descredito internacional y las políticas más ideológicas que efectivas, de división y enfrentamiento internos, tampoco ayudan.

El virus nos ha puesto en la encrucijada. Si no se cambia el rumbo, al hoyo nos dirigiremos nosotros solitos.

Buen finde.

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