Nombrados los cargos del ejecutivo, colocados los “fontaneros” y agentes de campaña de los partidos, recolocados los dimitidos por imputaciones, reubicados familiares y amigos, solo resta explorar fórmulas que permitan acomodar a simpatizantes y conocidos. Por supuesto, en la administración pública.
Hace tiempo que el ejecutivo se ha quitado la careta. El último caso conocido, el de Ruth Mateu, ex consellera de cultura. Sin esperar a que finalice el juicio por el “caso contratos” en el que está imputada, ha sido seleccionada para una plaza de nueva creación para personal interino en el Ibanat. A la postre, una Empresa Pública dependiente de la facción eco soberanista. En el mismo Govern de la que ha sido alto cargo y a la sombra de Vidal, compañero de partido y titular de la cartera de Medio Ambiente.
El plato fuerte vendrá con la OPE sanitaria. Una Oferta Pública de Empleo (OPE) en salud, de casi 5.000 plazas, coincidiendo con una politización extrema de los centros sanitarios y con apoyo expreso de la presidenta Armengol a la digitación pura de las jefaturas de servicio médicas. Por más que se esfuercen en decir lo contrario, llevan el clientelismo en su ADN.
Un médico necesita 12 años de formación antes de empezar a generar méritos y competencias que le habiliten para concursar. Dos décadas para que su futuro quede en manos de decisiones discrecionales directamente ligadas al gerente político de turno y a resoluciones administrativas de dudosa legalidad e inequívoca falta de moralidad. Simplemente lamentable y desincentivador.
En los próximos meses se van a nombrar centenares de miembros de los tribunales de selección, muchos de ellos, casualmente recaerán en políticos reconvertidos en técnicos. Tendremos tiempo y ocasión de repasar las listas. En este escenario, la politización partidista está asegurada, la meritocracia enterrada y la debilidad e insolvencia de la futura administración garantizada.
Incluso las plazas de libre designación se intentan disimular y encubrir con tribunales trufados, apoyados en ex cargos de confianza y asimilados. La red de profesionales supuestamente técnicos que acceden a sus cargos por digitación se extiende como una plaga.
Es una forma como cualquier otra de colar a los suyos. Los promocionan, los reciclan desde cargos políticos a cargos técnicos y bajo esta condición los reparten de forma monopolística en tribunales y órganos de selección. Un ambiente ideal para la explosión piramidal de digitados. Sin duda, con el tiempo, se va superando el catálogo tradicional de formas autonómicas de trinque que sólo se podrá parar en el ámbito jurídico penal.
¿Quién dijo rectificar? A lo suyo. Como en Andalucía, ERE que ERE.