Estos días los medios de comunicación han publicado la noticia de que La Ely, agredida hace unos días en Valladolid ha fallecido en el hospital. Es increíble que a estas alturas del 2018 el periodismo español siga anclado en 1998 por lo menos. Entre los que ante la duda escribían “persona transexual” o una “travesti” cuando La Ely era en realidad un hombre al que le gustaba vestirse de mujer sin más que se cruzó en el camino de una mala bestia que la asesinó. Que quede claro que “la Ely” fue brutalmente asesinada y no falleció sin más, una vez más el lenguaje es lo que marca la diferencia en los medios que cuando les interesa sí que utilizan las palabras adecuadas. Hace falta mucha pedagogía y curso de reciclaje para redactores varios.
Hablando del uso del lenguaje ayer una columna de opinión publicada en este medio se refería a Carmen Calvo como Vicepresidente en vez de Vicepresidenta como sería lo más correcto. De esta manera el articulista seguramente pretendía darle mayor énfasis a su ataque a la Vicepresidenta algo impensable si fuese un hombre la mano derecha de Pedro Sánchez. Muchos me podrían argumentar que Vicepresidente está aceptado por la RAE y que bla bla bla...y tienen razón pero eso encubre un pensamiento machista y clasista que da mucho que pensar. Seguro que el articulista cuando se refiere a la señora que limpia su casa la llama asistenta y cuando va a una tienda espera que le atienda una dependienta cuando es una mujer. Entonces ¿A qué viene esa artimaña lingüística a la hora de referirse a la señora Calvo? Cuando una mujer ocupa un puesto de escaso poder o tradicionalmente ocupado por mujeres la llamamos en femenino porque no pasa nada pero resulta que cuando una mujer ocupa un cargo de poder hasta hace poco reservado a los hombres entonces sí que importa y sale el machismo más rancio y así llamándola Vicepresidente el columnista busca el aplauso de los suyos aunque eso suponga retratarse públicamente.