Uno de cada cuatro alumnos de las islas presenta exceso de peso, ya sea sobrepeso u obesidad, según el estudio PREDIMED sobre la prevalencia de la obesidad infantil y juvenil en Baleares elaborado con la colaboración del Govern autonómico.
La encuesta recoge datos obtenidos entre la población escolar a lo largo del curso 2016-2017 con la intención de identificar los hábitos de alimentación de los menores, y han sido expuestos estos días por la consellera de Salut i Consum, Patrícia Gómez, en el transcurso de una comparecencia en una comisión parlamentaria destinada a dar cuenta del cumplimiento del Decreto 39/2019, de 17 de mayo, sobre la promoción de la dieta mediterránea en los centros educativos y sanitarios del archipiélago.
A este respecto, los resultados del estudio PREDIMED, en el que participa un grupo de investigadores de Baleares y que se lleva a cabo también en otros territorios del Estado, indican que la dieta mediterránea se asocia a una esperanza de vida más elevada, hasta el punto de que su seguimiento es capaz, potencialmente, de promover una reducción del 30 por ciento en los casos de infarto de miocardio, diabetes, ictus, o muerte por causa cardiovascular.
Los datos recopilados certifican que la obesidad es la enfermedad nutricional más frecuente entre los niños y adolescentes de los países desarrollados, habiéndose convertido en uno de los problemas de salud pública más emergentes y preocupantes.
LA OMS HABLA SIN TAPUJOS DE EPIDEMIA
No en vano, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no duda en describir la actual situación como una epidemia, sobre todo teniendo en cuenta que, tal como documentan diversos estudios, entre un 50 y un 70 por ciento de los adolescentes obesos lo seguirán cuando alcancen la edad adulta.
Los efectos que se derivan de esta constatación son verdaderamente preocupantes, ya que la obesidad está asociada al desarrollo de algunas de las patologías más frecuentes de los adultos, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer, y ello no solo pone en peligro las vidas de muchas personas, sino que, además, implica una importante carga económica para el sistema de salud.
En el conjunto del planeta, la estimación de la OMS es que el 10 por ciento de los niños en edad escolar presenta sobrepeso y, dentro de este colectivo, una cuarta parte, es decir, el 25 por ciento, ha desarrollado un cuadro de obesidad.
CINCO COMIDAS AL DÍA Y PREDOMINIO DE FRUTAS Y VERDURAS
Los consejos dietéticos universalmente aceptados por la comunidad médica y científica advierten que una dieta saludable es aquella que respeta la ingesta de, al menos, cinco comidas al día: desayuno, merienda de media mañana, almuerzo, merienda de media tarde, y cena. De hecho, los expertos coinciden en afirmar que en ningún caso resulta aconsejable que transcurra un número excesivo de horas entre las diversas ingestas, las cuales, al mismo tiempo, han de responder a la pauta de la variedad, completando menús que incorporen todas las fuentes vitamínicas y nutricionales.
El estudio PREDIMED expone que en Baleares el 73 por ciento de los alumnos más jóvenes cumplen estas recomendaciones. Sin embargo, este porcentaje disminuye hasta el 46 por ciento en el caso de chicas entre 14 y 15 años.
Otra cuestión sobre la que vale la pena profundizar es la composición de las ingestas. En la última década, la introducción de nuevos hábitos alimentarios derivados de los cambios en los hábitos sociales y la menor disponibilidad de tiempo para comer ha contribuido a incrementar sustancialmente la presencia en las dietas de alimentos precocinados con un alto contenido en grasas saturadas.
Al mismo tiempo, el marketing alimentario ha introducido nuevas modas y tendencias, como la comida rápida o ‘fast food’, basadas en el consumo de platos con una mayor densidad energética. Todos estos factores favorecen la aparición de hábitos nutricionales menos saludables basados en el predominio de las grasas animales y la reducción en las dosis de frutas y vegetales
En el caso concreto de Baleares, sólo uno de cada tres alumnos come más de una fruta diaria, y apenas uno de cada cuatro ingiere verduras más de una vez al día. A ello se añade el hecho de que un tercio de los estudiantes acude cada semana a un establecimiento de comida rápida, mayoritariamente pizzerías, hamburgueserías y kebabs.
Además, el patrón de consumo alimentario empeora con la edad. Los chicos, a medida que van creciendo, comen menos ensaladas y verduras, y, en cambio, incrementan el aporte de carne, convirtiéndose de cada vez en más habitual su presencia en locales de ‘fast food’.
El estudio señala que uno de los cambios más significativos en la dieta de los niños y jóvenes de nuestro entorno es la tendencia al alza en el consumo de alimentos de origen animal, productos de pastelería, aperitivos (snacks) y bebidas azucaradas. Así, en Baleares, uno de cada cinco alumnos ingiere refrescos a diario, especialmente los varones adolescentes. Entre los chicos más jóvenes, este tipo de ingesta aumenta a la hora de la merienda.
Esta situación se repite en el caso de los aperitivos. Las chicas mayores son las que comen más chucherías, sobre todo a media mañana. Y no lo han tenido difícil, hasta ahora, para adquirir estos productos en su entorno académico, dada la elevada cantidad de máquinas dispensadoras que tienen a su alcance en colegios e institutos, especialmente en los de titularidad privada.
DECRETO DEL GOVERN
Precisamente, la limitación de estos dispositivos en las instalaciones docentes es el objetivo del Decreto aprobado por el Govern, cumpliendo, según indicó la consellera de Salut en su reciente comparecencia parlamentaria, con la “responsabilidad” que ha de asumir la administración sanitaria en materia de “sensibilización de la población” en el ámbito nutricional.
A este respecto, además de impulsar iniciativas como los centros sanitarios saludables, los centros educativos promotores de la salud, el campus saludable, o el proyecto de salud local de la Estrategia de Promoción de la Salud, el Ejecutivo autonómico aprobó, el pasado año, los requisitos que han de cumplir los menús que se sirven en bares, cafeterías y restaurantes en determinados entornos, como los hospitales y los colegios e institutos.
La normativa contempla el uso de productos de proximidad y de temporada como materia prima en los servicios de restauración y en los comedores de los equipamientos docentes, así como la utilización de preparaciones culinarias genuinamente mediterráneas, en buena parte basadas en recetas tradicionales de la cocina balear. Al mismo tiempo, establece las condiciones específicas y los criterios de programación de los menús y la frecuencia de consumo semanal de cada uno de los productos que forman parte de la elaboración de los platos.
Paralelamente, el Decreto prohíbe taxativamente en los centros educativos no universitarios la publicidad de alimentos y de bebidas que no cumplan los criterios sobre el contenido nutricional establecidos en el artículo 6 de la normativa. Igualmente, restringe la distribución de obsequios, incentivos o patrocinios sobre productos que no tienen en cuenta el contenido del Decreto.
El incumplimiento de las obligaciones establecidas por el Govern puede suponer la comisión de una infracción administrativa y la imposición de la correspondiente sanción.