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El reto de descifrar el protoelamita, considerado como el lenguaje escrito más antiguo de los que están aún sin descifrar, ha llegado a internet, gracias a la digitalización de textos en fotografías de altísima calidad mediante un sistema especial. El fácil acceso a estos textos ignotos brindado por internet está movilizando a un ejército de voluntarios de todas partes del mundo, en un fenómeno comparable en entusiasmo al de SETI@Home y otros proyectos multitudinarios de ciencia ciudadana.
Lingüistas, criptógrafos, matemáticos, e incluso el nieto de Gustave Jequier, uno de los arqueólogos que desenterraron las tablillas protoelamitas hace un siglo, se han ofrecido a ayudar. Los voluntarios del proyecto del protoelamita, cada uno en su especialidad, se esfuerzan por resolver un misterio milenario que puede encerrar sorpresas tan contundentes como para obligar a reescribir libros de texto sobre los orígenes de la escritura.
El protoelamita fue un idioma escrito que se utilizó, en lo que hoy es Irán, desde el año 3200 a.C. hasta el 3000 a.C. aproximadamente. Algunos rasgos de este sistema de escritura ya han sido desentrañados, pero entre el 80 y el 90 por ciento de los signos sigue sin ser descifrado, lo que ha hecho al protoelamita el sistema de escritura más antiguo de los que están aún sin descifrar y de cuya existencia se tenga conocimiento.
El protoelamita estuvo en vigor sólo durante un par de siglos. Se usaba para registros administrativos y agrícolas, pero no se utilizó en el ámbito académico. La falta de una tradición académica acarreó que los usuarios cometieran muchos errores al escribir, con las consiguientes confusiones en la lectura posterior, y probabilidades adicionales de cometer errores al escribir, en un círculo vicioso, hasta llegar a una situación en que el protoelamita dejó de ser útil para registrar datos, y fue abandonado.
El protoelamita cayó en el olvido, pero después de varios milenios puede que por fin vuelva a ser leído y entendido por humanos.
El equipo de Jacob Dahl, uno de los responsables de la CDLI (Cuneiform Digital Library Initiative) y miembro de la Facultad de Estudios orientales de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, espera que mediante las imágenes de muy alta calidad de esas tablillas, y su disponibilidad para estudiosos de todo el mundo, sea posible averiguar qué expresan los signos de ese sistema de escritura superviviente de las oscuras eras del ayer.