La caída de un 20 por ciento en las reservas de turistas para la próxima temporada alta constatada por las asociaciones hoteleras de Baleares debería preocupar mucho, no sólo a las empresas sino también a los responsables de la política turística de la comunuidad. El dato pone de manifiesto una situación donde coexisten muchos elementos de incertidumbre que contraen la demanda de viajes a las islas, especialmente de turistas británicos y alemanes, que son los grandes mercados emisores para las Islas. El sector pone el acento en la situación generada por el Brexit, la recuperación de destinos competidores en el Mediterráneo y, muy especialmente, la poca ayuda que prestan las administraciones públicas a la hora de enfocar la política turística.
El papel de la administración durante los últimos años se ha encaminado más a poner veto al turismo abandonando las campañas de promoción para la temporada alta, castigando al turista con el pago extra de la ecotasa y derogando los incentivos para renovar los hoteles, con el consiguiente freno a la transformación del destino para que pueda atraer un turismo de mayor poder adquisitivo.
Por su parte, en Fitur, el Govern ha mantenido una actitud autocomplaciente, centrando sus datos en el aumento de la facturación turística hasta un total de 3.500 euros en los tres últimos años, adjudicándose el logro de la subida salarial del convenio y insistiendo en su campaña "Better in winter" como estrategia para desestacionalizar y compensar las bajadas en verano con más turismo en invierno. De hecho, el Govern no ha entrado en el juego de cifras en torno a las reservas y ha insistido en lo acertado de todas sus decisiones.
La situación, sin embargo, pone de relieve lo determinante que pueden resultar algunas decisiones políticas tomadas a destiempo. Especialmente cuando son muchos los que vienen alertando desde hace más de un año del cambio de ciclo que está afectando al sector.
El Govern debería tener mucho cuidado a la hora de insistir en su política, tanto por las actuaciones que realiza como por aquellas que rechaza realizar. Se trata de una actividad sobre la que se mueve, directa o indirectamente, el 45 por ciento de la economía de la comunidad, con efectos directos en la creación de empleo, bienestar y progreso. No todo puede dejarse a la eventualidad de que las reservas se activen en los meses que restan hasta el verano. Es por ello que el Govern debería mostrarse más preocupado y trabajar más en sintonía con las empresas que sustentan un sector tan determinante, aunque las dudas de que lo haga en este tramo final de legislatura son más que razonables.