Cuidadín con la uvas

Olaizola deja libres a los jugadores desde el sábado por la mañana hasta el domingo por la tarde, a pesar de que hay partido el viernes, para que puedan celebrar la Nochevieja. Se recomienda a todos ellos que no salgan de sus casas, so pena de que algún aficionado les vea en el Passeig des Born y se arme la marimorena. El horno no está para uvas, ni el cava para brindar. En todo caso que en sus copas viertan tónica o agua con gas por aquello de las burbujas y, si acaso, un poco de ginger ale para darle un toque de amarillo. Tal como está el equipo no hay fiesta que valga y quien no cumpla con el debido duelo por la situación será acusado de falta de compromiso y antimallorquinismo. Las esposas lo entenderán, a los hijos hay que educarlos desde niños para que aprendan a distinguir la victoria de la derrota y las novias ya saldrán a la calle el 31 de diciembre del 2017 si los resultados son propicios. Si hay algún soltero sin compromiso, deberá permanecer con su papá y su mamá viendo el especial de José Mota o ponerse en vídeo el documental de los cien años. Tampoco conviene trasnochar demasiado y evitar toda manifestación festiva tal como petardos, cohetes, serpentinas, confeti, disfraces de payaso o emitir ruidos con carracas y siurells que pueden inducir a los vecinos a pensar que están festejando algo.

Maheta Molango estará localizable toda la noche para aclarar cualquier duda al respecto. Ya que es tradición vestir con alguna prenda roja, aunque sea ropa interior, se aconseja utilizar cuantas más mejor como claro signo de identidad corporativa y amor a los colores. Si alguno se deja llevar por la euforia, el entrenador le recibirá en privado antes o después del primer entrenamiento del año nuevo y le perdonará con la condición de que se arrepienta y prometa que no volverá a ocurrir.