Los estudios indican que el coronavirus Covid-19 tiene menos margen de propagación en un entorno caluroso, sin embargo, la magnitud de lo que puede suponer su entrada en el continente africano puede ser inconmensurable.
En estos momentos, África es el continente en el que menos casos se han detectado. Unos positivos aislados en Algeria, Egipto y Nigeria es todo cuanto sabemos hasta la fecha. Sin embargo, también con unos pocos casos aislados se empezó en Europa y ahora ya tenemos un número considerable de eventos multitudinarios cancelados (Mobile World Congress, ITB Berlín, Feria del Automóvil de Ginebra…) y una cierta psicosis en forma de acopio de mascarillas.
La realidad es que en Europa ha habido poco porcentaje de fallecidos, y todos ellos siempre han sido personas con patologías previas. Nadie se ha muerto del Covid-19 en sí mismo. De hecho, la mayoría de los que lo han padecido o están en cuarentena lo describen como unos síntomas leves que no alcanzan ni por asomo a la gripe. A pesar de que exista la convicción en muchas personas de que esta crisis no ha sido bien llevada por parte de las autoridades sanitarias, los buenos resultados en cuanto a recuperación de los infectados también se debe a que en Europa en general y en España en particular, el sistema de sanidad pública es el mejor del globo terráqueo desde hace mucho tiempo.
Pero está claro que por desgracia esta no es la situación de África. En el continente vecino, donde se encuentran los estados con el menor PIB del planeta, la población será mucho más expuesta a la infección por Covid-19. Es innegable que no existe un sistema sanitario tan evolucionado, ni siquiera un control poblacional o de las comunicaciones, máxime en estados fallidos como Sudán del Sur, Somalia o República Democrática del Congo. Tanto la rapidez de propagación por falta de medios de contención, como el porcentaje de fallecimientos, se antoja en un grado altamente superior debido a la gran vulnerabilidad de la población. Y no nunca sabremos si las cifras son verídicas o se han dado contagios sin contabilizar ni controlar. Esto, como hemos dicho antes, siempre que el calor no mate antes a este coronavirus.
Esto dentro de África. En Europa, llegados a un punto de una infección muy extendida en la población africana, se creará otra psicosis en forma de demanda de control acérrimo de las fronteras. Si la expansión en África no llega antes de que la población europea se haya inmunizado del Covid-19 -de forma espontánea o mediante vacuna-, es fácil de entrever que se generará una situación de alarma interior que derivará en una nueva emergencia internacional. Y, por desgracia, muchos amigos de la xenofobia lo aprovecharán para propalar su mensaje.