Los ciudadanos de Balears deben sacar pecho por batir un nuevo record: el de llevar cinco años pagando la gasolina más cara de toda España gracias a los sobrecostes de la insularidad y a los impuestos con que los gobiernos, tanto el Central como el Autonómico, graban los hidrocarburos. Esta es una realidad que supone un duro lastre para las familias y que resta competitividad a las empresas de Balears. Y sin embargo, no hay visos de que vaya a cambiar.
La infrafinanciación de la Comunidad Autónoma por parte del Estado obliga a mantener una elevada presión fiscal para sostener los servicios públicos esenciales. Pero pese a que los ciudadanos pagan muchos impuestos, el déficit supera los 9.000 millones de euros y no hay ninguna posibilidad de reducirlo.
No es realista plantearle al Govern que reduzca el “céntimo sanitario” que grava los combustibles, en una coyuntura de incremento del presupuesto derivado de mayores necesidades, y solo cabe esperar a que el nuevo sistema de financiación que habrá de negociarse en esta legislatura, ponga fin a las injusticias que padece Balears en materia económica. Al respecto habrá que estar pendientes de lo que suceda el próximo 17 de enero, cuando el presidente del Gobierno ha convocado una nueva Conferencia de Presidentes. Pero cabe esperar que todas las fuerzas políticas de Balears hagan piña con el Govern para mejorar esta triste realidad que atenaza los bolsillos de los ciudadanos del archipiélago.