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'Será bueno para Baleares que el PP concentre el voto de centroderecha'
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(Foto: Javier Fernández (Grupo La Siesta))

"Será bueno para Baleares que el PP concentre el voto de centroderecha"

Por Josep Maria Aguiló
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jmaguilomallorcadiariocom/8/8/23
domingo 12 de mayo de 2019, 07:00h

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El actual presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo (Orense, 1961), es desde hace años uno de los valores más sólidos del Partido Popular. Hace unos días, estuvo en Mallorca para mostrar su apoyo al candidato del PP al Govern, Biel Company, y a la eurodiputada Rosa Estaràs, "dos excelentes políticos, tanto en Baleares como a nivel nacional". En su entrevista con mallorcadiario.com, Núñez Feijóo expresa su convicción de que es necesario un análisis con calma de los resultados de su partido en las elecciones generales del pasado 28 de abril, pero también se muestra seguro de que los populares pueden remontar y obtener buenos resultados en los comicios autonómicos y municipales del próximo 26 de mayo si muchos votantes decidieran volver ahora a la "casa común" del centroderecha a la hora de emitir su sufragio. Marianista convencido, Núñez Feijóo comparte con el expresidente del Gobierno la moderación ideológica y un muy fino sentido del humor.

¿El PP está hoy en el centro o en la derecha?

Hemos de reconocer que durante la campaña de las elecciones generales probablemente hemos mandado algún mensaje dubitativo sobre nuestro posicionamiento político. Pero de la misma forma que hemos de reconocer eso, también es evidente que siempre que hemos gobernado, tanto con José María Aznar como con Mariano Rajoy, hemos acreditado que somos un partido de centro y un partido de derecha. Por lo tanto, somos un partido muy amplio, donde caben los conservadores, los reformistas, los liberales, la gente más de derecha, la gente más de centro e incluso la gente de centroizquierda moderada que cree que el PSOE se ha radicalizado hacia la izquierda, porque sus gobiernos están sustentados hoy por el independentismo y el populismo.

Entonces, ¿el PP no ha virado hacia la derecha?

Uno de los éxitos del Partido Socialista en la pasada campaña fue que hizo ver, y la gente mayoritariamente así lo creyó, que el PP había hecho un viraje a la derecha. Siempre que el PSOE está en el Gobierno, dice que nosotros estamos en la derecha. Como le he comentado, en el PP hubo probablemente algún mensaje contradictorio desde el punto de vista ideológico, pero lo cierto es que no hemos virado a la derecha ni tampoco al centro, porque estamos ya en el centro. Una cuestión distinta es que durante la pasada campaña, por la irrupción de un partido de derecha extrema como Vox, parecía que el PP se estaba yendo a la derecha, pero ha quedado claro que esto no era así.
"Veo con preocupación que la política balear se está catalanizando"


¿Cómo valora los resultados del pasado 28 de abril?

Es evidente que nosotros hemos logrado sólo la mitad de los diputados que ha obtenido el Partido Socialista. Dicho esto, no debemos olvidar que Pedro Sánchez ha conseguido 123 escaños, que es exactamente el mismo resultado que logró Mariano Rajoy en las elecciones generales de diciembre de 2015. Tampoco podemos olvidar que el porcentaje obtenido por el PSOE hace dos semanas fue del 28 por cien, que es el mismo logrado por los socialistas en 2011, cuando el PP consiguió 186 escaños. Lo que ha ocurrido es que en el PP nos enfrentábamos a una situación distinta a la de los últimos cuarenta años, pues ha habido dos partidos, Vox y Cs, que nos han restado apoyos. Eso ha influido en nuestros resultados, lógicamente.

¿Qué fue lo que no hizo bien el PP en la pasada campaña?

No explicamos bien nuestro proyecto ni tampoco que dividir el voto favorecía a la izquierda. Por su parte, el Partido Socialista utilizó bien sus armas y fue eficiente en ese sentido. En primer lugar, adelantando las generales para que no coincidieran con las autonómicas y locales. Y en segundo lugar, trasladando a la gente la idea de las tres derechas o de que íbamos a gobernar con lo que el PSOE llama la extrema derecha de Vox. En cualquier caso, los sufragios del PP, Cs y Vox sumaron diez millones de votos en total. En otras circunstancias, con esos votos tendríamos hoy una mayoría absoluta en España y estaríamos construyendo un gobierno que estaría hablando de lo que de verdad le importa a la gente, de recuperación, de cómo llegar a fin de mes, de cómo conseguir empleo o de cómo preservar nuestro bienestar y nuestros servicios públicos.

"No explicamos bien nuestro proyecto ni tampoco que dividir el voto favorecía a la izquierda"

Y ahora, ¿qué espera de los comicios locales del próximo 26 de mayo?

Lo que está claro es que hay 10 millones de españoles que hubieran preferido que Sánchez no hubiese sido el presidente del Gobierno. Esos 10 millones van a tener ahora una segunda oportunidad, en las elecciones autonómicas y municipales del próximo 26 de mayo. Si vuelven a confiar en la casa común del centroderecha, que es el Partido Popular, haremos la remontada. Depende de los electores, pero sobre todo depende de que nosotros expliquemos bien nuestro mensaje.

¿Es usted optimista entonces?

Sí, lo soy. ¿Por qué? Primero, porque tenemos alcaldes y alcaldesas del PP que el pueblo les conoce. Segundo, porque tenemos presidentes autonómicos del PP que el pueblo también les conoce. Y tercero, porque hay experiencias de presidentes autonómicos socialistas más populistas e independentistas que, después de su gestión, el pueblo también les conoce —sonríe de manera irónica—. Por lo tanto, creo que el Partido Popular se va a recomponer el 26 de mayo. Eso espero. Si finalmente vuelven a la casa común del PP tanto la inmensa mayoría de los votantes de Vox como buena parte de los votantes de Cs, tendremos unos buenos resultados.

"Siempre que hemos gobernado, hemos acreditado que somos un partido de centro"


¿Y si no fuera así?

Sería muy peligroso que en el Ejecutivo central gobernasen el socialismo junto con el populismo y el independentismo, y que esto se replicase en las comunidades autónomas. Desde el punto de vista social, de vertebración del país y económico, en mi opinión eso sería letal. Si no hay un contrapunto a un Gobierno socialista, populista e independentista, la desaceleración económica se activaría de manera acentuada y habría tensiones de fractura social en algunas comunidades. Por otra parte, en regiones como Baleares o Galicia probablemente no hay ahora ninguna posibilidad de que los alcaldes sean de Cs o de Vox. Los alcaldes, o serán del PP, o serán socialistas o independentistas. Por lo tanto, si lo que queremos es que los alcaldes no sean socialistas ni independentistas, el único voto útil y eficaz es el voto al PP.

Habrá escuchado que hay quienes le auguran al PP el mismo final que a UCD en 1982...

Eso lo han dicho los dirigentes de Vox. Y parece que eso es lo que les gustaría. Pero no va a ser así. Además, creo que los dos millones y medio de votantes de Vox en los comicios del 28 de abril se han dado cuenta ahora de que sus dirigentes no fueron honestos con ellos. Les confundieron, diciendo que si votaban a Vox, sumarían para gobernar con Cs y con el PP. Pero eso no ha ocurrido. En cambio, esos dos millones y medio de votos en la casa común del PP hubieran supuesto en las últimas elecciones un empate a escaños con el Partido Socialista. Lo que más me apena del reciente resultado electoral es que la mayoría de españoles no querían a Sánchez como presidente del Gobierno. Y el hecho de que esa mayoría haya estado dividida en tres partidos ha posibilitado, lamentablemente, que Sánchez pueda volver a ser presidente del Gobierno.

¿Cómo ve la situación política hoy en Baleares?

La veo con preocupación. Creo que la política balear se está catalanizando. Lo digo con total respeto hacia el pueblo catalán, pero discrepando profundamente de los actuales dirigentes catalanes. Me preocupa que en el peor momento de la política catalana, como consecuencia de unos dirigentes que no están a la altura de su pueblo, haya en Baleares un efecto mimético, copiando lo peor de esa política y de ese catalanismo mal entendido. Me parece muy peligroso que en esta legislatura se haya iniciado en Baleares un camino de fragmentación social, por una copia de los tics separatistas y supremacistas de los políticos catalanes.

¿Cree que el PP balear lo hará bien, como dice su lema de campaña?

Sí, estoy convencido de que mis compañeros del PP balear lo harán bien. Si les dan la oportunidad, lo harán bien. En ese contexto, debo recordar que en las últimas elecciones el centroderecha logró en Baleares el 45 por cien de los votos, pero sólo el 38 por cien de los diputados en juego. Por ello, creo que sería bueno que dentro de dos semanas el voto de centroderecha se concentre en el PP, para que Baleares pueda tener un gobierno que defienda los intereses de sus ciudadanos. Además, si usted mira los datos económicos de anteriores legislaturas, verá que eran buenos y positivos cuando había en España y en Baleares gobiernos del Partido Popular.

Hay quienes critican tanto en Baleares como también en Galicia las políticas del PP en materia lingüística...

Si queremos tener mayorías en Galicia y en Baleares, hemos de hablar como la mayoría de la gente en ambas comunidades. Y la mayoría de la gente en Baleares y en Galicia es bilingüe. Si se quiere representar a la mayoría, se ha de representar a la mayoría lingüística de la comunidad autónoma. Fíjese, leí en la prensa gallega que una candidata de Vox, en un pueblo que se llama Baiona, hizo la presentación de su candidatura en gallego. Paradójicamente, por cosas como esas los líderes nacionales de Vox a mí me han llamado filonacionalista progre. En definitiva, creo que debemos seguir defendiendo los valores que nos han dado las mayorías y no tener miedo.

¿Los españoles somos mayoritariamente de centro?

Hay un conjunto de españoles que va a votar siempre a la derecha, otro que va a votar siempre a la izquierda y otro que va a votar al nacionalismo en determinadas comunidades. Pero luego hay tres millones de españoles, no encuadrados en ninguno de esos grupos, que son los que deciden las elecciones. Si esos tres millones ven un partido centrado, que tiene objetivos de futuro, le votan. Y si ven un partido escorado, ya sea hacia la izquierda o hacia la derecha, dejan de votarlo. De ahí el éxito de Cs, que consiguió que haya gente que crea que es un partido de centro. Pero al final Cs es un partido de aluvión, de fichajes de invierno o de primavera que van conformando un partido que tiene un único objetivo, que no es gobernar, sino estar en el gobierno. Gobernar es otra cosa, es tomar decisiones, aun a riesgo de desgastarse en algunos casos.

¿Cree que los marianistas están hoy en minoría?

No, no lo creo —sonríe—. He visto cómo se activan al ver a Rajoy militantes, simpatizantes e incluso gente que no le ha votado. Rajoy tiene una buena acogida por la calle, en los bares, en las cafeterías. Lo ven como una persona moderada que no se arrodilló nunca cuando algo podía perjudicar los intereses de España y que prefirió irse a tener que gobernar con los que ha gobernado el señor Sánchez. Lo importante no es cómo le pueden tratar a uno durante la presidencia del Gobierno, sino cómo le traten después de dejar la presidencia. En ese sentido, la mayoría de los españoles interpretan que Rajoy defendió la cohesión territorial, la unidad de nuestro país y que no se plegó ante los intereses independentistas. Prueba de ello es que eso le costó una moción de censura. Además, el PP, con Rajoy, dejó una España mejor de la que se encontró.

¿Habrá una reflexión tras el 26-M?

Sí, la habrá. Creo que nosotros tenemos que reflexionar bien sobre por qué hemos perdido tantos votos en las generales. Y las claves nos las darán también las autonómicas y municipales, porque habrá habido dos elecciones en cuatro semanas. Es verdad que no se puede ganar siempre, pero siempre tenemos la obligación de intentar ganar. Por otra parte, también es cierto que el Gobierno de Sánchez utilizó sus diez meses en el poder para hacer una gran campaña electoral sin límite de financiación. El programa del Partido Socialista era el Boletín Oficial del Estado. Eso sí, sin límite de dinero, sin límite de precio y no sabiendo cómo lo íbamos a pagar. Bueno, lo supimos al lunes siguiente de las elecciones, con unos 25.000 millones de euros más de impuestos. Es una pena —ironiza— que no nos lo hubieran explicado el lunes anterior a la votación.

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