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Cort no puede tolerar aguas fecales en las playas de Palma

lunes 13 de agosto de 2018, 22:00h

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Durante la última semana, ya han sido varias las jornadas que han permanecido cerradas diversas playas urbanas de Palma por vertidos de aguas fecales. Concretamente, Can Pere Antoni, Es Portixol y, sobre todo, Ciutat Jardí, han visto cómo se izaba la bandera roja tras haberse detectado una notable insalubridad del agua.

La causa de estos vertidos se ha debido en gran parte a las fuertes tormentas, que provocaron el vertido de aguas residuales junto con aguas que la depuradora del Coll d’en Rebassa no ha sido capaz de tratar. Episodios puntuales como este empiezan a ser habituales especialmente porque algunas infraestructuras de saneamiento se advierten manifiestamente obsoletas; máxime cuando la población aumenta en plena temporada turística.

Emaya, empresa municipal encargada de la limpieza y depuración en Palma, desarrolla planes para poner al día sus infraestructuras. Actualmente está a punto de adjudicar la construcción de los equipamientos que deben corregir el problema en la depuradora del Coll d’en Rebassa, pero no se puede evitar la sensación de que se llega tarde a la solución de estos problemas.

Cort muestra así una actitud autocomplaciente y poco responsable que contrasta con las exigencias que reclama a los usuarios y a los concesionarios de los servicios de playa. A estos se les exige orden, limpieza y cumplimiento estricto de las normativas, mientras los servicios municipales no son capaces de asegurar la salubridad de las aguas de baño o permiten acampadas ilegales en zonas públicas de las playas, como las producidas recientemente junto a las duchas de Can Pere Antoni.

El ayuntamiento de Palma tiene la obligación de prestar con solvencia los servicios de los que es responsable. En el caso de la limpieza y el saneamiento de la capital es necesario planificar con antelación y actuar con el tiempo suficiente que requieren infraestructuras complejas que, a menudo, necesitan más de una legislatura para su construcción. Otro tipo de actuaciones pueden ser más rentables electoralmente, pero la imagen que se proyecta de Palma cuando miles de turistas o residentes tienen que abandonar las playas por la presencia de aguas fecales echa por tierra cualquier campaña publicitaria y sitúa a un nivel tercermundista la capital de una de las comunidades punteras del turismo mundial.