Cort pintarrajea las calles del casco histórico

Se requiere una gran cantidad de torpeza para pintarrajear las calles empedradas del centro histórico de Palma como ha hecho el Área de Movilidad del Ayuntamiento en la calle Almudaina. Y también hace falta un elevado nivel de descaro para, tras la airada y más que justificada denuncia de la Asociación de Vecinos de La Seu de la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA), que salga el concejal de Movilidad, Joan Ferrer, y diga que “hay que parar y reflexionar sobre cuál es la mejor fórmula para señalizar el centro histórico”. La reflexión convenía haberla hecho antes, no una vez que el mal ya está hecho. Esto sucede en la ciudad que tardó meses en eliminar los grafitis contra los turistas del centro de Palma.

¿Cuándo antes se habían pintado marcas viales y señalización horizontal en las calles empedradas del casco antiguo de la ciudad? Jamás. Por tanto, el concejal debe dar explicaciones y asumir su responsabilidad en lo que a todas luces constituye una auténtica barbaridad y un atentado contra el patrimonio, a parte de una exhibición de mal gusto y de desprecio por la conservación de la parte más preciada de la capital. Si nunca se ha hecho antes, ¿quién tomó la decisión?

No vale ahora anunciar una reunión con ARCA y haciendo de la necesidad virtud, decir que se tiene claro que la protección del patrimonio es fundamental, porque pintarrajear las calles empedradas, que además son ACIRE y donde a duras penas pasa un vehículo, es de una negligencia supina.