Cort analiza el modelo de Barcelona para salvar comercio emblemático

muy buen comentario. Efectivamente nadie piensa en el pobre dueño que recibe una miseria por un local que vale 100 veces el precio de alquiler.

Lo del “modelo Barcelona” es otro mito, otra mentira que por mucho que se repita no va a ser verdad, incluso aunque mucha gente se la crea. En Barcelona han cerrado, o están a punto de cerrar, por las mismas causas, comercios emblemáticos como Colmado Quílez, Chocolatería Fargas, Filatelia Monge, entre otros muchos. Está pasando en todas las ciudades y, por mucho que en Barcelona pretendan vender que han descubierto el fuego, la luna, o América, poco o nada se puede hacer salvo que el arrendatario acepte pagar un precio de mercado que normalmente no podrá asumir, porque está pagando un alquiler mínimo en una zona cotizadísima amparado en que tiene un contrato de renta antigua. El artículo yerra al atribuir el problema a "la entrada en vigor de la nueva Ley de Arrendamientos Urbanos que liberaliza los alquileres", el problema es otro, y es distinto dependiendo de si el contrato es anterior o posterior a la entrada en vigor del Decreto Boyer (9 de mayo de 1985). Para los contratos anteriores a dicha fecha, la extinción contractual vendrá dada por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) de 1994, ya que la misma prevé su 20 “cumpleaños” como la fecha en la que debían extinguirse los contratos sujetos a prórroga anteriores a 1985, los inquilinos lo sabían o debían saberlo porque no es novedad de hoy sino que está previsto desde 1994, es la crónica de una muerte anunciada. Los contratos posteriores al 9 de mayo de 1985, se verán afectados por lo dispuesto en la sentencia del Tribunal Supremo de 17 de noviembre de 2011, que permite la posible extinción de los contratos de arrendamiento de local en los que el arrendatario es persona jurídica y que, hoy, continúan sometidos a prórroga forzosa. Es decir, ni el problema es una nueva LAU ni Barcelona tiene la solución. Por otra parte, nunca se comenta qué opinan de esto los propietarios de locales en zonas cotizadísimas inmobiliariamente que perciben una renta de 300 euros mensuales por tener un contrato de alquiler antiguo y prorrogado, mientras que el propietario del local colindante, incluso más pequeño, cobra 9000 euros de renta. Se lo puedo explicar a Toni Verger, que es jurista, y que seguro que lo entenderá.