Las grandes compañías tecnológicas están abanderando en España el auge de la modalidad laboral del teletrabajo, una alternativa cada vez más recurrente en los tiempos del coronavirus, cuya propagación indiscriminada está haciendo necesaria la adopción de medidas que eviten o, al menos, minimicen la concentración de grupos humanos numerosos en un determinado espacio físico.
No obstante, la relativa facilidad con que estas dos grandes compañías han acelerado un proceso que, en realidad, ya habían iniciado algún tiempo atrás, no se repite en el caso de otros sectores de actividad, donde la implantación del teletrabajo resulta prácticamente inoperativa.
Así sucede en el ámbito de la restauración, la hostelería, el comercio o las grandes superficies, por poner solo algunos ejemplos concretos. En el supuesto de que la alarma sanitaria relacionada con el COVID 19 siga su progresión actual, estos centros de trabajo deberán optar por medidas aún más restrictivas que podrían conllevar el cierre de puertas al público hasta que la situación se normalice.
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Este temor se halla detrás de las compras compulsivas de un número de cada vez mayor por parte de algunos consumidores en supermercados y tiendas de alimentación. La copiosa provisión de artículos ante un eventual cierre temporal de estos negocios se halla a la orden del día, y la imagen de carros de la compra llenos hasta los topes resulta de cada vez más frecuente.
En cambio, en sectores como las nueva tecnologías, las empresas de comunicación, la gestión administrativa, las compañías de seguros y la intermediación de finanzas, el teletrabajo se configura como una alternativa plausible en una época caracterizada por el temor al contagio del coronavirus.
LUCES Y SOMBRAS DEL TELETRABAJO
Otra cuestión a dilucidar es si esta modalidad de ocupación laboral ha llegado para quedarse, o su implantación se reducirá drásticamente una vez que la actual alarma sanitaria pierda intensidad.
Para los expertos, el teletrabajo exige diversos requisitos de obligado cumplimiento que tan solo un número escaso de empresas en España parece cumplir. El primero de ellos, y posiblemente el más importante, es la exigencia sobre los medios técnicos necesarios para hacer posible el cumplimiento de las tareas laborales mediante el sistema del teletrabajo.
Este tipo de adecuación operativa reclama un determinado nivel de inversión económica que la mayor parte de empresas españoles se han abstenido de efectuar durante los últimos años, mientras la mayoría de sus colegas europeos se afanaban por dotar a sus plantillas de los recursos que precisan para abordar con éxito este nuevo reto.
Igualmente, al profundizar en torno a las peculiaridades que rodean el teletrabajo, es interesante valorar las ventajas e inconvenientes que su implantación supone para el trabajador. Entre las primeras, lógicamente, están las mayores posibilidades de conciliación laboral y familiar, y las comodidades que suscita para el empleado la posibilidad de acometer sus deberes profesionales sin abandonar su entorno doméstico.
DÉFICIT DE ADAPTACIÓN CULTURAL
En cambio, los expertos han advertido que la fórmula acarrea también sus propios contratiempos. Al fin y al cabo, la cultura del trabajo en casa todavía no se halla suficientemente integrada en el ámbito ocupacional español. Aún conforman una clara mayoría los empleados que prefieren realizar su labor en un entorno convencional, y valoran positivamente los efectos favorables que esto provoca a la hora de mejorar el nivel de coordinación con el resto del personal de la empresa.
Al mismo tiempo, los especialistas en psicología del trabajo alertan sobre las mayores dosis de autodisciplina que han de acompañar esta modalidad de actividad profesional. Estar en casa, con todas las comodidades a plena disposición, con personas ajenas al ámbito profesional a su alrededor, y con la posibilidad de interrumpir la tarea sin ninguna restricción, pueden redundar en contra del rendimiento laboral.
Precisamente, para las empresas, la valoración objetiva del rendimiento que ofrece su empleado en un entorno sobre el que no ejerce un control directo, especialmente en cuanto al cumplimiento de los horarios, es uno de los inconvenientes que presenta el sistema.
Por parte de las administraciones, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se ha referido durante las últimas horas al teletrabajo, cuya adopción por parte de las empresas es recomendable, a su juicio, a tenor de las circunstancias propiciadas por la expansión del coronavirus.
Montero ha reclamado a las empresas que “en la medida de lo posible”, no exijan a sus empleados la presencia obligatoria en el entorno de trabajo, y faciliten tanto como resulte factible que los profesionales puedan llevar a cabo sus tareas sin abandonar su domicilio.
CAEB RECLAMA "TRANQUILIDAD, CABEZA FRÍA Y MANTENER LA CALMA"
Entretanto, e independientemente de conocer si la implantación del teletrabajo confirmará o no en los próximos días su tendencia al alza, en Balears la organización empresarial Caeb ha reclamado a las administraciones “tranquilidad, cabeza fría y mantener la calma” ante la situación creada con ocasión de la propagación de la infección del coronavirus.
La patronal balear ha recordado que “desde el minuto uno” se halla “vigilante y pendiente de la situación” y trasladando a las empresas todas las medidas aconsejables en materia de prevención. Entre ellas, lógicamente, se halla el teletrabajo, que Caeb es partidaria de “fomentar”, además de potenciar la “atención personalizada” destinada a dar respuesta a las necesidades de profesionales y empleados.
La entidad presidida por Carmen Planas no duda en afirmar que el coronavirus “se ha convertido en una amenaza para la economía”. A este respecto, la Caeb espera el “apoyo" por parte de las administraciones y que este respaldo se concrete en "medidas que sirvan para facilitar la actividad y para paliar los efectos que está provocando la situación actual”.
Entre estas iniciativas, la organización patronal menciona el aplazamiento de pagos de impuestos y cotizaciones sociales, o la flexibilización en la incorporación de los fijos discontinuos en el caso del sector de hostelería.
BALEARES, LA REGIÓN EN LA QUE MÁS HA CRECIDO EL TELETRABAJO ANTES DEL CORONAVIRUS
Al margen del coronavirus y los cambios que está obligando a asumir, el teletrabajo es una modalidad laboral que lleva años implantándose en España. De hecho, la proporción de ocupados que trabajan, al menos ocasionalmente, desde su hogar continúa su paulatino incremento. En el cuarto trimestre de 2019, un 7,9 por ciento del total de personas ocupadas ha teletrabajado.
Esta cifra, que equivale a poco más de 1,5 millones de personas, supone un nuevo máximo histórico y un aumento interanual de cuatro décimas.
En este sentido, Baleares es una de las comunidades con mayor crecimiento al respecto, con un 9,1 por ciento del total de su población trabajando desde casa en el cuarto cuatrimestre de 2019. Sólo le supera Cataluña con el 9,3 por ciento.