La realidad de los números es la que es. Analicémosla detenidamente. IB3 retransmite en exclusiva para Baleares el partido de ida de la Champions entre en el Real Madrid y el Barcelona. Y la autonómica obtiene, como no podía ser de otra forma, un importante registro: 22% de la audiencia. Una semana después, cuando el encuentro lo da solamente Televisión Española, los telespectadores le dan la espalda, tal como era de esperar, y su media del día es del 4%.
Es decir, con emisiones exclusivas, grandes registros; con programación normal, medias como máximo por encima del 5%. Los datos son los que son. No es un asunto en este caso de lenguas: si catalán o castellano. IB3 tiene la cuota de pantalla que tiene: baja. No se olvide que el día del partido de ida del Bernabéu fue la autonómica española con menos espectadores. La fidelidad es escasa salvo en ocasiones como el especial de los atentados de Eta, en la que el equipo hizo un gran trabajo.
Otro apunte más sobre la fidelidad en otras televisiones: la media de Intereconomía los días de la Champions no solo no bajó sino que subió unas décimas hasta el 1,9%. Hay televisiones que gustan o no pero que tiene su público adicto incluso cuando tienen en frente unos programazos. Por ejemplo, es el caso de El gato al agua: no hay tertulia que pueda con él.
Dice José Ramón Bauzá que si gana las elecciones dará entrada en IB3 a capital privado. Teniendo en cuenta que los medios están tiesos y que el único con posibles es el enemigo, Prensa Ibérica, ¿hay dinero privado para la pública? Hagan quinielas y apuesten por el de siempre. Permítanme una pregunta, o sea un dato no objetivo, pero tampoco subjetivo: ¿ha actuado con discreción y humildad el director general Terrasa anunciando sus planes de futuro para el día después de las elecciones?
