Una hora con Mario, el programa con el que Mario Conde ha debutado con un espacio propio, y que se emitió en Intereconomía Televisión a partir de la medianoche del viernes, ha estado carente del nervio que caracteriza a los debates de su inmediato antecesor en la parrilla, El Gato al agua, y del que el inquilino de Can Poleta (Pollença) es tertuliano. El formato consistía en reunir a un grupo de jóvenes universitarios, la mayoría estudiantes de carreras relacionadas con la comunicación, para que dieran su versión sobre las protestas del movimiento 15M que ha llenado las principales plazas españolas. El asunto a debate es el tema por el que Mario Conde siempre ha luchado y al que ha apuntado como uno de los grandes males de la sociedad de España: la acumulación de poder de los políticos, la debilidad de la sociedad civil, y los fallos del actual sistema de representación. Es decir, en línea con el movimiento de los conocidos como indignados. Los participantes en la tertulia demostraron sus habilidades comunicativas, aunque no consiguieran acercarse a la deslumbrante elocuencia del ex presidente de Banesto, que ejerció con la maestría de un experto la presentación y la moderación del debate. Sin embargo, a las discusiones les faltó alegría y un punto de ironía y sarcasmo, que es precisamente lo que hace más entretenido El Gato al agua, capaz de conjugar los temas serios de la política con las bromas y el desenfado. Uno de los motivos a los que puede responder esta falta de espontaneidad y viveza puede ser que se tratase de un programa claramente grabado. Mario Conde, dueño de una pequeña parte del capital de Intereconomía, ha demostrado desde hace años su interés por los medios de comunicación. Tras su salida de Banesto fundó la revista MC, y durante su época como banquero aportó dinero para los lanzamientos de El Mundo y de Antena 3, al mismo tiempo que estuvo muy cerca de comprar La Vanguardia, hasta que Javier Godó se echó para atrás en el último momento. Desde que es uno de los propietarios del grupo que encabeza Julio Ariza, la cadena en la que aparece le ha dedicado, como no podía ser de otra manera, un tratamiento exquisito, incluyendo una biografía en la que se omitió su faceta de candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones generales del 2000 de la mano del CDS.
