Hoy mismo pueden ver el siguiente titular en el diario El País: “Cambios en la regla tras la vacuna de la covid: los científicos ven una tendencia a más sangrado, pero temporal y no preocupante”
Un titular nada conciso, de nada menos que 23 palabras, que intenta restar importancia a algo que siempre la ha tenido.
Me viene a la memoria aquel infame titular del diario ABC del 6 de diciembre de 2021: “Los jóvenes se recuperan rápidamente de la miocarditis asociada a la vacuna del Covid”.
Les recuerdo que, según los cardiólogos, tras sufrir una miocarditis el corazón nunca queda igual.
Corre por ahí un meme que dice algo así como: Si la mitad de la gente dice que llueve y la otra mitad dice que no, la labor de un periodista es abrir la ventana y contar qué pasa. Ni añadir ni quitar importancia a lo que ocurre. En el desarrollo de la noticia puede incorporar opiniones en sentidos opuestos pero no en un titular.
Existe una elevada complacencia en los medios a la hora de contar los efectos de la vacuna. No ocurre así con otros tema ¿Tendrá que ver el hecho de que comparten propietarios con las farmacéuticas que las han creado?
Yo sigo con lo mío. Les voy a contar un par de datos que puede que no lean en la prensa convencional o vean en televisión y que le ayudarán a tomar consciencia sobre lo que nos jugamos, si no lo han hecho ya.
El virólogo y Jefe del Laboratorio del Coronavirus del CSIC Luis Enjuanes ha afirmado que “la gente que se ha vacunado tres veces, no solo es que se infecte, es que amplifica el virus y lo vuelve a diseminar”. Han leído bien: Amplifica el virus y lo disemina. No es el primero que lo afirma. Si la idea es controlarlo y este científico está en lo cierto habría que parar la vacunación, ¿no?
Pero la prensa, que sí recoge otras de sus declaraciones sobre la recomendación de volver con las restricciones, omite esa llamativa afirmación, digna de un negacionista.
Como tampoco leerán o escucharán las recientes conclusiones de un estudio de la universidad sueca de Lund, realizado en mayo de 2022, que confirma que la vacuna de Pfizer modifica el ADN humano mediante el proceso conocido como Transcriptasa Inversa y que ese proceso comienza en el hígado a las 6 horas de la vacunación. En su día lo dijo Robert Malone, coinventor del ARN mensajero y no pasó el filtro de Newtral.
Como el virus es estacional, tras el verano vendrá una nueva ola y una nueva campaña de vacunación.
Para entonces necesitaremos realizar, de nuevo, un análisis coste-beneficio antes de la decisión de volver a inocularnos. Y, la vacuna tiene riesgos, es decir, una mayor o menor probabilidad de convertirse en coste cierto. Eso es así a pesar de que la vendieran como que todo eran bondades. Cada uno de nosotros debemos asignar esa probabilidad o leer fuentes fidedignas que la asignen. Porque la salud está en juego.
Les recuerdo que hasta Margarita Robles, ministra de Defensa reconoció, en mayo de 2021, la vinculación directa de la muerte por trombosis del militar Francisco Pérez de 35 años con la vacuna de AstraZeneca. La vacuna tiene probabilidades de causar la muerte.
Son libres para decidir pero duden de titulares de prensa y noticias excesivamente complacientes con la vacuna. Complacencia es asignar excesiva tolerancia a algo y eso va en contra de la objetividad que este tipo de noticias requiere. Porque, repito, su salud está en juego.