Las normas de acceso y la limitación de aforo a tiendas y mercados también contribuyen a ralentizar las compras. La cola para acceder a los puestos de pescado en el Mercat de l'Olivar en pleno centro de Palma, donde los clientes llegan a esperar hasta una hora, son buena muestra de las ganas de hacerse con los productos habituales para las comidas navideñas.