Es la historia de un pequeño bar de carretera que la mañana del 9 de febrero se vio desbordado al recibir el destacado reconocimiento gastronómico.
El problema es que la taberna tiene el mismo nombre que el establecimiento al que realmente iba destinada la estrella. Resultó ser un percance que duró dos días -lo que estuvo colgado en la web de la vía Michelin- y al que sus dueños no le dieron mayor importancia.
Al parecer, la deseada estrella Michelin era para el otro Bouche à Oreille situado en la localidad de Boutervilliers, a unos kilómetros de París, y con un menú para sus comensales de un precio más elevado (48 euros) y más sofisticado. Pero el nombre no era lo único en lo que coincidían. Las calles, con unos 200 km de distancia, también guardaban un parecido. El bar de Véronique se encuentra en la Route de la Chapelle y el restaurante con la estrella Michelin en Impasse de Chapelle.