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Coincidencias

lunes 24 de marzo de 2014, 08:19h

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La Marcha por Dignidad y la muerte de Adolfo Suárez han coincidido. Desgraciada y paradójica coincidencia.

No glosaré los méritos del presidente Suárez, tampoco errores. Pero deberíamos recordar a las jóvenes generaciones que hubo un presidente, el primero de la democracia que fue un político digno. Llegó desde las filas franquistas y abrió la puerta a los partidos condenados al exilio, para que pudieran defender sus ideas con dignidad, con pleno derecho, en voz alta y con orgullo. Así fueron recibidos los perdedores de la mayor vergüenza nacional, devolviéndoles su voz y su lugar.

Este hecho, por sí sólo ya demuestra la talla moral de un político.

Su discurso de dimisión también le engrandece: decía sufrir un desgaste político y no querer que el sistema democrático de convivencia fuera un paréntesis más en la historia de España.

Frente a este ejemplo de saber estar, vergüenza daban las palabras del ministro español Fernández Díaz en lo que debía ser un recuerdo homenaje al recién fallecido presidente. Aprovechó el peculiar ministro en recordar que deben ajustarse algunas comunidades a lo que hay. Sin cuestiones. Con sutileza de esparto ha unido esta magna reflexión al legado de Suárez.

Ese ministro y sus colegas, con su presidente al frente tienen ante sí un pueblo que recorre el país en Marchas por la Dignidad. Clamando contra un sinsentido que lleva el hambre a sus hogares, a sus hijos, mientras engorda bancos, bancas y banqueros. Nadie entiende porqué aquí se queda una clase obrera sin trabajo y sin futuro, sin hogar y sin pan mientras los paraísos fiscales y las cuentas en el extranjero engordan con unos beneficios que sangran al pais. Por qué no hay presente para jóvenes.

Esto no lo entendemos a pie de calle. No entendemos porqué algunos pueden dejar de pagar millones a hacienda y tú te equivoques en calderilla y pagues con recargo.

Muchas más cosas no pueden entenderse, y mientras la ciudadanía ve como su trabajo, su pan y su techo peligra o ha desaparecido ya, sí hay que salir a la calle. Sí hay que gritar contra el sistema, contra los políticos y contra todos aquellos que no se escandalizan ante una masa social abocada a la revuelta por hambre. Hoy aún no, pero ojo, el mañana no anda lejos.

Va a tener razón Toni Cantó cuando dijo que nos escandalizamos ante el culo de un actor, pero no nos inmutamos ante un político ladrón.

He leído en un artículo de Carmen Rigalt que Suárez nos apeó del tuteo. Franco hablaba de tú a los españoles en todos sus discursos e inauguraciones. Mientras que desde la presidencia democrática de Suárez, los españoles recobramos el derecho de ser tratados de usted.

Es una nimiedad seguramente hoy, pero tiene un significado detrás. Teníamos todos los mismos derechos, no estábamos bajo la bota de la dictadura.

Empezamos a tener dignidad. Cuando hace falta salir a la calle a por ella de nuevo, algo va mal, muy mal.
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