Primero, se suspendieron algunos partidos de fútbol del calcio italiano, sobre todo aquellos que debían disputarse en estadios situados en el Norte del país transalpino, la zona más afectada por el Covid-19. A los pocos días, y a la vista del rumbo que estaban tomando los acontecimientos, con cifras de afectados que no dejaban de multiplicarse, Italia empezó a plantear la necesidad de interrumpir la totalidad de las competiciones.
La preocupación por la progresión imparable del coronavirus empezó a extenderse al resto de países. Inicialmente, las federaciones se agarraron al clavo ardiendo de la disputa de encuentros a puerta cerrada, pero muy pronto se comprobó que esta fórmula distaba de representar una solución efectiva a la hora de frenar el foco de expansión de los contagios. De hecho, como se recordará, el Mallorca-Barça previsto para el sábado 14 de marzo iba a celebrarse en un estadio de Son Moix completamente vacío de público, al igual que el resto de los compromisos programados en las categorías profesionales del fútbol español.
PARALIZACIÓN DE LOS CALENDARIOS
La ‘bandera blanca’ de las competiciones sin aficionados se mantuvo enarbolada apenas unos días. Muy pronto, clubs, federaciones, entidades, peñas, medios de comunicación y el entorno del deporte en general se rindieron a la evidencia de que el Covid-19 no dejaba otra opción que paralizar los calendarios, de la misma manera que iba a tener que hacerse con la economía, con las relaciones sociales, con la cultura, y con muchos otros aspectos que hasta ahora formaban parte de la vida cotidiana. El fútbol, ni tampoco el deporte, no iban a ser diferentes.
Ahora bien, la suspensión de los campeonatos acarreaba diversos problemas añadidos, algunos de los cuales siguen sin ser resueltos. En primer lugar, ¿qué iba a ocurrir con la competición? ¿Debía darse ya por finalizada, o bien la idea es reanudarla en una fecha todavía por concretar, y siempre en función de la evolución de la pandemia? Y si se consideraba que la campaña había terminado, ¿qué efectos deportivos suponía esta decisión para los clubs? ¿Iban a perder la categoría los equipos que, como es el caso del Real Mallorca, ocupaban un puesto de descenso en el momento en que se interrumpió el campeonato?
Como ya se ha apuntado, muchos de estos interrogantes siguen sin ser convenientemente respondidos. Si nos ceñimos al fútbol profesional, la pretensión de LaLiga es aprovechar el aplazamiento de la Eurocopa para trasladar las jornadas que restan a los meses de verano, si es que para entonces la situación sanitaria permite recuperar la competición. De no ser así, el organismo presidido por Javier Tebas deberá arbitrar en los despachos si la ‘foto finish’ de la última jornada disputada es la que se considera válida como saldo final del campeonato, tanto en Primera como en Segunda División. A su vez, las federaciones deberán adoptar idénticas determinaciones en cuanto al fútbol no profesional, y esa misma será la responsabilidad que no tendrán más remedio que adoptar cada uno de los organismos federativos de las diversas disciplinas deportivas.
ESTABILIDAD ECONÓMICA
Un segundo aspecto directamente relacionado con las medidas de suspensión es el que guarda relación con la estabilidad económica de los clubes. Ahora mismo, todos ellos se han quedado sin competición, y ello equivale a decir que ya no ingresarán más recursos por la venta de entradas y que los contratos con patrocinadores y empresas colaboradoras se hallan en una especie de limbo del que resulta difícil conocer el desenlace. Por el contrario, estos mismos clubs han de afrontar la obligación de cumplir sus compromisos contractuales con los jugadores, técnicos y empleados que mantienen en nómina. ¿Qué hacer, en consecuencia, ante esta tesitura?
La realidad es que las entidades deportivas han optado por alternativas diferentes. En muchos casos, han tramitado el correspondiente ERTE o Expediente de Regulación Temporal de Empleo con el objetivo de desvincularse provisionalmente del personal a su cargo sin por ello firmar la definitiva carta de despido. Hay que recordar, además, que en el deporte profesional, los trabajadores no son tan solo empleados de una SAD, sino que forman parte del patrimonio de la empresa, como mínimo a lo largo del periodo de vigencia de sus contratos. Es por ello que los clubs tienen la posibilidad de ingresar dinero a cuenta de un jugador cuando éste ficha por otro equipo, siempre que esa incorporación se produzca con el contrato en vigor. Así pues, ¿cómo deshacerse de un activo que en su momento reclamó la aportación de una inversión económica, sin sacar nada a cambio?
PLAN DE CONTINUIDAD EN EL REAL MALLORCA
Centrándonos en el deporte balear, las fórmulas escogidas por las entidades más representativas suponen una buena muestra de la diversidad a la que anteriormente se hacía ilusión. Si comenzamos el repaso por el fútbol de Primera División, el Real Mallorca se ha limitado a adaptar el trabajo que realizan sus jugadores a las circunstancias actuales. No ha recurrido a la figura del ERTE y ni muchos menos ha planteado la posibilidad de ningún tipo de rescisión contractual.
Los futbolistas siguen en sus domicilios un concienzudo plan de mantenimiento que incluye no únicamente el ejercicio físico sino también otros puntos de gran relevancia en el deporte profesional, como la nutrición. La realidad, sin embargo, es que no todos los clubs de la máxima categoría han seguido el ejemplo del Real Mallorca. Sin ir más lejos, el FC Barcelona ha tramitado el correspondiente ERTE y ha negociado una controvertida disminución salarial de nada menos que del 70 por ciento de la ficha con los componentes de todas sus disciplinas, incluidas sus megaestrellas más mediáticas. Este mismo camino han emprendido equipos como el Atlético de Madrid, el Espanyol y el Alavés.
ERTE EN EL ATLÉTICO BALEARES
En Segunda B, el Atlético Baleares se ha agarrado a la figura del ERTE y la propiedad encabezada por Ingo Volkmann ha suspendido temporalmente los efectos de los contratos laborales de todo el personal del club. A la entidad blanquiazul, la emergencia sanitaria le ha obligado a interrumpir una temporada de ensueño, en la que, de la mano del técnico Manix Mandiola, se ha afianzado en la primera posición del grupo I y es el máximo favorito para hacerse con el campeonato por segundo año consecutivo y disputar el playoff de ascenso a una sola eliminatoria.
Ahora, sin embargo, la interrupción de la Liga regular deja en el aire cuál será la resolución de la Federación Española de Fútbol en relación a la continuidad o no de la competición, y cuáles serían las consecuencias en caso de que la temporada se diera por finalizada antes de tiempo.
NEGROS NUBARRONES PARA EL B THE TRAVEL BRAND
Cambiando de deporte, el B the travel brand Mallorca, equipo de la Liga LEB Oro de baloncesto, optó, nada más conocerse el aplazamiento de la competición, por dar carta blanca a sus jugadores y técnicos con el objetivo de que pudieran abandonar la isla y regresar a sus ciudades de procedencia. A todos ellos, el club les aplicó un ERTE, medida que, paulatinamente, han ido poniendo en marcha el resto de equipo de su categoría.
En estos momentos, la continuidad del proyecto deportivo del B the travel brand no está ni mucho menos garantizada, ni siquiera en las próximas temporadas. La dependencia económica del club respecto a patrocinadores procedentes del sector turístico, uno de los más castigados por el Covid-19, hace que negros nubarrones se ciernan sobre el futuro inmediato del equipo de básquet más representativo de la isla.
El sueño del ascenso a la ACB, que a punto estuvo de culminarse en el playoff de la pasada campaña, queda ahora muy lejos de las expectativas y posibilidades de la gran familia del Bahía San Agustín, génesis y cantera del B the travel brand Mallorca.
URBIA Y PALMA FUTSAL CONSERVAN LA ESPERANZA
En el mundo del voleibol, hay que mencionar los casos del Urbia Palma y el ConectaBalear Manacor, que esta temporada han militado en la máxima categoría, la Superliga, aunque con suerte diversa. A falta de dos jornadas para el cierre de la campaña, que es cuando se produjo la suspensión, el Urbia ocupaba la tercera posición de la tabla clasificatoria, que le otorgaba el derecho a disputar el correspondiente playoff por el título, mientras que el conjunto de Manacor estaba situado en el furgón de cola.
No obstante, en el caso del voleibol, la federación ha decidido dar por concluido el campeonato de forma definitiva. En un principio, el cuadro palmesano ha preferido no rescindir el contrato de los miembros de la plantilla y, por el contrario, aplicarles un ERTE, con la expectativa de seguir disponiendo de la mayor parte de sus jugadores cuando empiece la nueva temporada.
Por su parte, el Palma Futsal, representante balear en la máxima categoría del fútbol sala español, ha optado por dar continuidad al trabajo de la plantilla, aunque tenga que ser en situación de confinamiento. El técnico, Antonio Vadillo, quien renovó su compromiso contractual con el club dos semanas antes de que estallase la crisis sanitaria y se tuviera que paralizar la competición, sigue pormenorizadamente la evolución de sus jugadores, día tras día.
La suspensión cortó de cuajo la notable trayectoria del Palma Futsal en una temporada en la que ha debido sortear innumerables contratiempos, especialmente los relacionados con las lesiones de algunos de sus efectivos más importantes.