Cinco segundos, quizás seis, es lo que se tarda en escribir un mensaje de felicitación a través de un teléfono móvil en una red social. Lo que pasa es que esos segundos para el receptor del mensaje no son sólo cinco segundos, son muchos más, se multiplican exponencialmente.
Cuando alguien se toma la molestia de dedicarte cinco segundos de su vida para desearte un feliz lunes o un feliz aniversario o una bonita semana, ese simple detalle de pocos segundos emociona al receptor del mensaje en esta sociedad solitaria nuestra, cada vez más individualista en la que cada vez estamos más solos.
Me explicó una Psicóloga y Sexóloga de Palma Susana Ivorra (no le pierdan la pista…) que cuando escribimos un mensaje debemos saber que ese mensaje no es nuestro sino del receptor. Eso supone que lo interpretará, interpretará nuestras palabras y si las hemos escrito egoisticamente nos puede generar un problema, un conflicto o una decepción. Debemos tener especial cuidado no sólo en lo que decimos sino en cómo lo decimos, pues las formas, aunque se vayan perdiendo, son importantes, más de lo que creemos.
Ayer, infinita más gente de la que esperaba y pensaba, me dedicó esos segundos para felicitarme; cada uno de ellos me transmitieron su buen deseo para alcanzar mi máxima felicidad; hicieron todos ellos, para conmigo, una gran obra. Como les decía esos segundos tienen un efecto multiplicador en el receptor, en mí que te llegan a emocionar, a hacerte feliz; además, creo que una persona que se toma la molestia de felicitarte merece una respuesta personal de agradecimiento y eso es lo que procuré hacer, dar las gracias a cada uno de ellos (yo no uso lenguaje inclusivo y más después del pronunciamiento de la RAE).
Agradezco de todo corazón a los que pensaron en mí y me dedicaron esos cinco segundos, a los que pensaron en mí y no pudieron hacerlo y a los que pensaron en mí y no quisieron hacerlo; a estos, si están agraviados por mí me disculpo de todo corazón, lo último que quiero en mi vida es gente ofendida por mi culpa.
Cuando escribo estas líneas es un momento de buen rollo que me ha cargado las pilas de emoción y felicidad para al menos un año más. Que pasen un día tan bonito como fue el mío ayer.