Gabriel Montserrat Ramis nace en Palma el 30 de mayo 1976, el mismo año en el que se realiza el primer vuelo comercial del Concorde, en el Palacio de los Papas de Aviñón roban 119 obras de Picasso, Adolfo Suárez era nombrado Presidente del Gobierno de España, se fundaba Apple Computer Company, las islas Seychelles se independizaban del Imperio Británico, en Guatemala un terremoto de 7,5 en la escala Ritcher dejaba 26.000 muertos, en la cartelera de cines triunfaban: Marathon Man, Taxi Driver, Network, Todos los hombres del presidente, Rocky, presentaban su primer disco; el grupo punk rock Ramones, el grupo The Alan Parsons Project con Tales of mistery and imagination y Tom Petty and the Heartbreakers, se editaban dos obras magistrales de la historia de música pop-rock; Desiré de Bon Dylan y Hotel California de Eagles, se retrasmitía para varios continentes la segunda edición del Musical Mallorca para una audiencia de 400 millones de espectadores, fue reconocido por la FIDOF con el Óscar de Oro al festival musical más importante del mundo, era capturado en Cap Ferrutx un tiburón blanco de 6,42 m, el segundo ejemplar más grande del mundo.
Hijo de Biel Monserrat, empresario, natural de Sant Jordi y de Margarita, nacida en Palma de profesión peluquera, el matrimonio tuvo cuatro hijos.
Podríamos empezar esta entrevista de paseo por su infancia…
Era un soñador, desbordante de fantasía, feliz, mis padres hacían lo que podían para educarnos porque pasaban tantas horas pendientes del negocio que incluso a la hora de comer y cenar no se hablaba de otra cosa que no hiciera referencia a la carnicería. Quizá por eso, en mi tiempo libre iba a sentarme delante del mar y ahí me sentía libre. Era la mejor terapia.
¿Cómo fue Chicho ante los libros de enseñanza primaria?
Considero que tuve una buena educación, siendo un estudiante regular hasta 3º de BUP, con un carácter distraído, al tiempo que temperamental.
Vivió una adolescencia condicionada
Mi adolescencia fue difícil porque era consciente de la enfermedad de mi hermano y eso iba a alterar el día a día de mi vida. Rebelde contra aquella realidad en la que a veces Chicho era el rival de Chicho. Mi hermano sufría un trastorno límite de personalidad con grado de autismo y problemas de aprendizaje. Ahora tiene cincuenta años y vive con mis padres y le sigo prestando mis cuidados.
¿Cómo se relacionó con la pintura?
Yo era un niño, cuando me di cuenta de que quería entender las pinturas de Tapies, de Gerard Matas, que por cierto fue profesor mío de dibujo, me encantaba curiosear con obras de Picasso o de Miró.
De mayor he ido por un periodo de varios años a clases con Malena Tous, con Juan Manuel Pastor, con Pascual de Cabo, con Nuria Bosch, con la intención de escuchar pero dando libertad a mis sentimientos. Soy visceral y por tanto atrevido. Yo que amo el mestizaje, me emocionó pensando que he bebido de tantas fuentes y de que cada una, mis raíces han absorbido algo distinto. A mí me agrada encontrar lo que está en la realidad y plasmar la idea sobre la tela desde mi punto de vista, es mi estado de ánimo y con él, intento dar lo máximo de mí.
Muchas veces tengo la necesidad de pararme a mirar lo que sea, observar, el movimiento de un escarabajo, una nube, una persona que camina, me fijo en pequeños detalles, percibo sonidos y aromas y los atesoro.
Esas cosas me reconfortan en el ansia de mejorar mi pintura.
Demos un repaso a sus aficiones…
Hago deporte, juego al ajedrez, estoy en un grupo de gente mayor que cuando yo no soy el jugador rival me quedo observándoles y aprendo con ellos continuamente, de su inteligencia, de sus estrategias.
¿Qué libro no debería faltar en su biblioteca?
Sicario de Alberto Vázquez Figueroa
Sicario es una desgarradora historia basada en testimonios de una infancia miserable en las grandes ciudades de América Latina. Niños abandonados en las calles, un drama social para el que parece nunca se encuentran soluciones.
¿Qué películas tildaría de imprescindibles?
Erase una vez en América y Taxi Driver
¿Qué plato figura en sus menús favoritos?
Las sopas mallorquinas secas.
¿Le gusta la música?
Sí, toda. Desde Juanito Valderrama a Van Morrison, desde la clásica al tecno, al pop, al rock.
Hagamos una reflexión con los artistas que le gustan y que le aportan…
Les he nombrado anteriormente con mis recuerdos de infancia y les sigo admirando, Tapies me sigue produciendo la misma sensación de vibrante energía, Gerard Matas al que cuando tenía diez años le regalé un dibujo de Moisés y cuando lo observó, dijo; está muy bien, es el principio de algo. Picasso por su estilo arrollador en cualquier disciplina y Miró porque me provoca paz y dulzura, la expresividad de Xim Torrents Lladó y el mensaje de Andreu Maimó. Beber de los artistas es necesario para entender hacía donde quieres dirigir tus pasos.
¿Cómo es su día a día?
Cada día vengo a esta casa, por la mañana hasta el mediodía para hacer de cuidador de mi hermano, le preparo el desayuno, le ayudo a asearse, le escucho, hablamos y me ocupo de la comida. A veces hay momentos en que te sale fuego de las ruedas del carro, pero lo cierto es que esta situación me ha enseñado a mirar el mundo de otra forma. Por las tardes me dedico a pintar, al ajedrez, a ir a la playa, mi pareja, mis amigos.
¿Algún que otro viaje?
Sí, pero siempre con estancias cortas porque la responsabilidad adquirida en el cuidado de mi hermano, no me permite otra cosa, aún así, he viajado por casi toda España, Alemania, Portugal, Marruecos, Francia, gozando de la visita al Louvre y sobre todo me sorprendió Canarias, por el carácter amable y entregado de sus gentes.
Si una obra de arte es el resultado final de una creación artística y del trabajo de un artista, ¿podemos incluir en esta valoración cualquier aspecto que se relacione con la creación humana? A veces parece ser que sí y no desde el punto de vista de los más puritanos, o de las más ensombrecidos academicistas que defienden que el arte se paró siglos atrás, no, desde las exposiciones multitudinarias que pernoctan en recintos feriales, dirigidas por comisarios de alta graduación que se frotan las manos ante suculentas operaciones económicas, facilitadas por carnosos inversores de variada reputación. Un plátano y un pedazo de cinta americana, un espacio en blanco, una frontera invisible que vale para dividir o para ampliar los márgenes, según interese.
Aunque podría parecer que no viene a cuento, querido Chicho, esta anterior reflexión se debe a que este es un terreno que sufre alteraciones constantes, en los que la estética no siempre funciona y el producto puede provocar admiración o desprecio, pero nunca debe pasar desapercibido. Hacer más de lo que otros hacen no suma, por eso admiro tus intenciones gestuales sobre el lienzo. Esos pensamientos que te llevan a resaltar la simpleza de las tonalidades turquesas sobre una línea sobre el equilibrio de una rama, o una deforme mancha sobre una límpida flor de almendro, o a escarbar en los fondos marinos y apreciar las luces que se esconden entre sus oscuras sombras.
¿Qué objetivos se plantea en un inminente futuro?
Dedicarme a la pintura, seguir aprendiendo, viendo arte y practicando horas y horas. Evolucionar de forma constante está entre mis planes y soy consciente del trabajo que tengo por delante. Ojalá algún día yo también pudiera hacer una obra maestra.
En el mes de junio próximo tendré una exposición en el Hotel Saratoga de Palma, un reto para el que estoy en plena faena.
En nuestro afán de incluir entrevistas a nuestra colección de artistas con recorrido y otras de quienes vienen empujando para abrirse camino, habíamos pasado una mañana entretenida recorriendo el breve espacio en el que nos movimos. Chicho Monserrat nos acompañaba de regreso a la luz de las calles de Palma. Nos despidió desde la puerta, Francisca guardó su cámara, y yo di por finalizados mis apuntes.
Texto: Xisco Barceló
Fotografías: Francisca R Sampol