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Cañadas, la nueva Munar

Por José Manuel Barquero
domingo 16 de marzo de 2025, 08:20h

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Andaba uno considerando que la política de comunicación del Partido Popular de Marga Prohens era bastante mejorable. Es cierto que, en los últimos meses, después de que la dirección nacional de Vox ordenara romper todos los pactos que mantenía con el partido de Feijóo en los gobiernos autonómicos, la estrategia, si es que había alguna, se había vuelto más complicada de ejecutar. A pesar de esas dificultades, echaba a faltar dos cosas: primero, una mayor proactividad a la hora de establecer una agenda de temas que marcara el debate público. O sea, no ir a remolque de otros partidos. Y segundo, una relación más “didáctica” con determinados medios de comunicación para moderar el goteo de titulares corrosivos que van desgastando poco a poco la imagen del gobierno. Esto último era algo que dominaba con maestría el gabinete de Presidencia de Francina Armengol en la pasada legislatura. Pues bien, he de reconocer que estaba completamente equivocado.

La portavoz de Vox en el Parlament balear, Manuela Cañadas, ha denunciado esta semana el “matonismo” del PP”, y “una campaña mediática brutal de manipulación y acoso” por parte del Govern de Marga Prohens. Sorprende que esta denuncia salga de un partido que ha hecho de la dialéctica gruesa y la agresividad verbal una de sus señas de identidad. Pero bueno, hay que ser comprensivos con estas cosas. Todos nos hemos sentido una mañana algo más sensibles de lo habitual ante los reproches ajenos, aunque el día anterior nos hayamos ciscado en todo dios. No somos máquinas, y podemos tener altibajos.

Es otra declaración de la señora Cañadas la que me ha iluminado sobre lo errado que estaba con mis críticas hacia la política de comunicación del PP. Afirma la portavoz de Vox que “no hay pacto alguno con el PSIB pese a la campaña política y mediática, es como si todas las editoriales estuvieran recibiendo los titulares que tienen que publicar”. O sea, yo pensando en que era mejorable la relación del PP con algunos grupos de comunicación a la hora de explicar la acción de gobierno, y resulta que los asesores de Marga Prohens dedican parte de su jornada laboral a redactar los titulares de esos medios. Bueno, no todos, sólo los que critican a Vox, porque en el resto le siguen dando cera al PP. Este es el nivel insuperable de estulticia que hemos alcanzado en las ruedas de prensa de Vox en Baleares. Lo peor no es la escasa finura que demuestra su portavoz cada vez que se acerca a un micrófono. El problema es tomar por lelos a los que te escuchan, incluyendo a los periodistas y a una parte de tus votantes. Sólo pensando que hablas para idiotas puede exigir al PP que se siente a negociar, y un minuto después afirmar que“mientras el PP vaya de la mano del PSOE y de Von der Leyen en Bruselas no hay nada que hablar”. ¿En qué quedamos, Manuela?

De los ocho diputados que obtuvo Vox en las pasadas elecciones autonómicas, dos de ellos, es decir, una cuarta parte de sus representantes, se han ido al grupo mixto por discrepar con la estrategia de acoso y derribo al gobierno de Prohens. Su postura se resume así: “no nos votaron para esto”. Cinco fueron expulsados por la dirección nacional por rebeldes, entre ellos la propia Cañadas, y posteriormente fueron readmitidos. De ellos, a día de hoy tres se mantienen en “expectativa de destino”, no se hablan con la actual portavoz, y les duele la tripa cuando no quieren votar lo que les dictan desde Madrid. El presidente de la cámara, Gabriel LeSenne, se mantiene al margen de la trifulca entre compañeros, al menos en público, imagino que avergonzado por la imagen que transmite su formación. Este es el ejército de la soldado Cañadas.

A pesar de ello, la portavoz de Vox comparece ante los medios plena de confianza, atizando a todo lo que se menea, y exigiendo al PP que deje de comportarse como si tuviera mayoría absoluta. Más bien parece que la que se comporta como si tuviera mayoría absoluta es ella. Su decisión de romper la baraja en Baleares con excusas peregrinas es incomprensible para una parte de su electorado, pero eso le da igual. Si en los próximos comicios autonómicos perdiera cuatro diputados, los daría por buenos con tal de que el PP los necesitara para gobernar. Cuentan los que la tratan que últimamente Cañadas parece verse a sí misma como un híbrido entre Meloni y Marine Le Pen, pero su estrategia la sitúa más bien como una imitadora de Maria Antonia Munar, una política a la que le daba igual sacar uno que tres diputados. Lo único importante era poder inclinar la balanza.

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