Campaña maldita
domingo 26 de enero de 2014, 10:18h
Cuestiones organizativas. Esas son las causas que argumenta Coca Cola para cerrar la planta embotelladora de Palma, presente en nuestras vidas desde los años 60. Setenta trabajadores, más los fijos discontinuos, más los autónomos penden de un hilo que se cortará en breve. Escandaloso. Aunque al menos no argumentan cuestiones económicas, que sería para morirse de risa porque no lo creeríamos, pero lo que está claro es que de un plumazo se cargan tantos años de historia sin ninguna necesidad. La bebida se consume en el mundo entero, las familias se dividen entre los que consumen Coca Cola y los que no, las madres las reservan como premio en las fiestas de guardar, e incluso se prescribe en muchas dietas, en su versión light, junto con el pescado blanco, la fruta o la ensalada. Debe ser incalculable lo que ha ganado, gana y ganará Coca Cola a nuestra costa. Su consumo se ha extendido y extiende por minutos, y está presente en nuestras vidas de forma habitual. Así que, a una de las empresas más potentes del mundo, con la que todos contribuimos día a día, bebida a bebida, se le puede exigir un poco de responsabilidad, y si me apuran, de solidaridad. Menudo gesto. En el peor momento y con la que está cayendo. Hemos sabido esta semana que el Govern ha cesado fulminantemente a la jefa de prensa de Educació, y yo creo que lo que habría que hacer es cesar inmediatamente al director de márqueting de la Coca Cola, porque a partir de ahora, por muchos creativos que tenga, su credibilidad de buen rollito se va al garete. De nada sirven campañas de amor y paz, cuando le hemos visto las orejas al lobo. Y aún más. Si cierra Coca Cola, con superávit también en la isla, ¿qué podemos esperar los demás? Emprendedores, trabajadores, gente que está luchando por sacar estas islas adelante... ¿qué? Tanto desequilibrio me pone frenética. De momento, voy a hacer huelga de sed, y si me ven, les pido que no me inviten a una Coca Cola. Su última campaña publicitaria, rodada íntegramente en Mallorca, me remueve el estómago y lo tengo delicado, así que mejor me abstengo. No puedo con tanta mediocridad, sobre todo si viene de un gigante que asegura en uno de sus anuncios “desde 1886 repartiendo felicidad”. Tendremos que empezar a plantarnos ante tantos desatinos, afrentas, desprecios que se nos hacen dentro y fuera de nuestro territorio. Así que se acabó el gas rojizo en mi vida, que además provoca osteoporosis y no limpia bien las tuberías. Y a los trabajadores de la planta mallorquina, que no desesperen ni dejen de luchar, quién sabe si esta campaña maldita queda cancelada. Por mala de solemnidad.
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Últimos comentarios de los lectores (2)
18697 | cosme pino munar - 26/01/2014 @ 20:58:25 (GMT+1)
YO ANTES BEBIA COCACOLA, ESMAS CREO QUE LA COCACOLA HACIA NEGOCIO SOLO A MI COSTA ME BEBIA UNA BOTELLA DE DOS LITROS DE COCACOLA AL DIA EN CASA ESO SIN CONTAR LAS QUE ME BEBIA FUERA DE CASA, PERO PESE A QUE LA COCACOLA ME GUSTABA CON LA CRISIS, LA COCACOLA PESE A SEGUIR GANANDO MILES DE MILLONES SIGUE SUBIENDO SUS PRECIOS, ASI QUE ME PASE A LA PEPSI MAS BARATA E IGUAL DE BUENA Y ENCIMA ESPAÑOLA,
18668 | El Señor Gordo - 26/01/2014 @ 01:28:16 (GMT+1)
Ya no nos tragamos la Coca Cola. Aún tenemos poder como consumidores. Esto es así porque han conseguido imponer una normativa laboral que la Ministra de Trabajo Fátima Báñez (la ministra que no conoce el champú) ha parido bajo el influjo de la Virgen del Rocío y las grandes consultoras. http://www.elsenorgordo.com/2014/01/ya-no-nos-tragamos-las-coca-colas.html