Cambios inminentes en la educación
Por
José A. García Bustos
sábado 17 de diciembre de 2016, 01:00h
La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Son palabras de Nelson Mandela. Y la educación necesita cambios. Así lo ha reconocido el recién estrenado ministro de educación, Íñigo Méndez de Vigo, que ha propuesto a los sindicatos docentes un Pacto Nacional para la Educación y además, se ha comprometido a que la polémica LOMCE pase a mejor vida. El ministro, siguiendo las directrices de Rajoy de ofrecer diálogo y más diálogo, pretende actualizar las metodologías pedagógicas, haciendo caso a una de las reivindicaciones más intensas del profesorado. Su intención es “darle la vuelta a la educación”. Sin duda, una buena noticia si consensúa con el sector.
Con las aulas llenas de nativos digitales no se puede enseñar de la misma manera que se hacía a principios del siglo pasado. Poco han variado las pizarras, las sillas, los pupitres, la tarima, la colocación de los niños, la explicación del profesor, las aburridas notas que toman los alumnos y la gran empollada del día anterior al examen. Otro aspecto que no fomenta el sistema educativo actual es el desarrollo del espíritu crítico. No se fomentan las preguntas. Al contrario, se penaliza al alumno que pone en duda algún principio que el profesor considera inamovible. En este sentido, recomiendo ver la serie Merlí de TV3, también emitida el pasado invierno en La Sexta, en la que un excéntrico profesor de filosofía enseña a los jóvenes a plantearse todo lo que los mayores dan por hecho.
Tenemos que ser conscientes de que muchos de los niños que hoy estudian primaria, algún día se van a dedicar a profesiones que todavía no existen pero que, gracias a la innovación que está por venir, llegarán a inventarse. Y para innovar hay que preguntarse el porqué de las cosas. Es decir, hay que desarrollar el espíritu crítico.
Hace unos meses escribí sobre la necesidad de cambiar de método educativo. La actualidad ha premiado una metodología que conocí gracias a Llorenç Mercer, profesor del Ágora Portals, La explicación que me dio me fascinó, tanto por el concepto como por la involucración que mostraba. Me decía que era una apuesta muy seria del centro. La implantaron hace dos años y esta semana hemos sabido que la nota de sus alumnos según el informe PISA, se encuentra por encima de los países más avanzados del mundo.
La metodología se llama “clase invertida” porque se hace en casa lo que en el sistema tradicional se llevaba a cabo en clase y, por el contrario, en clase, lo que antes se hacía en casa. Siguiendo esta nueva corriente pedagógica, los alumnos visualizan vídeos en su casa y toman notas. Al día siguiente, en clase, ellos son los protagonistas al plantear sus conclusiones sobre el vídeo visualizado y plantean dudas que, normalmente, dan para otro proyecto de investigación. El alumno es el protagonista, tanto del planteamiento de cuestiones como de su resolución.
Este sistema me recuerda al “método del caso” empleado en las escuelas de negocios. En mi caso, en el Instituto de Empresa, salíamos a diario cargados de documentos (eran los primeros años de Internet y aún quedaban diez años para que se fundara Youtube) listos para ser diseccionados en casa. Solían versar sobre un caso real de una empresa con problemas. Al día siguiente, en clase debíamos aportar las soluciones, guiados por un profesor que fomentaba el debate y nos hacía buscar a nosotros mismos la solución.
Quiero dar la enhorabuena a Ágora Portals por su valiente apuesta, por la buena gestión que está llevando a cabo y los resultados obtenidos. Ese mayor protagonismo del alumno también se está potenciando en otros centros, la mayoría públicos, si bien es cierto que Ágora Portals dispone de un ambiente y unos recursos privilegiados respecto a otros centros, tanto en número de alumnos por aula como en recursos materiales y humanos.
La visibilidad que el centro está dando a esta nueva metodología docente debe servir como guía y acicate a todos esos otros centros con menos recursos que se ven obligados a sustituir las tabletas por libros o apuntes y cuyos alumnos no pueden visionar vídeos en casa porque no tienen ordenador. Ayer viernes nos enteramos de que el Govern convocará durante los primeros meses del próximo año, plazas públicas para 450 docentes. Una buena noticia para el sector que, junto al Pacto de Estado en Educación, parece que creará el caldo de cultivo para dar, de una vez por todas, un giro a la educación de nuestros jóvenes, un colectivo castigado especialmente en esta Comunidad Autónoma con la mayor tasa de alumnos repetidores y la tasa de abandono escolar temprano más alta. Es urgente un cambio de tendencia.
Tenemos el método que funciona, tendremos más docentes en breve, ojalá que tengamos más medios técnicos, tendremos un Pacto de Estado en Educación, tenemos el compromiso del ministro y tenemos el compromiso del presidente del Gobierno de que sus ministros deben dialogar y alcanzar consensos. Tenemos todo a favor para girar una tendencia negativa y para empezar a cambiar nuestra sociedad con el arma más poderosa que existe. Después de todo, la educación hace a los países más productivos, más competitivos y más eficientes. Además, el conocimiento es un intangible que no pueden copiar los chinos que copian casi todo. Ahora solo falta preparar las bases para preservar nuestros futuros estudiantes aquí y evitar la fuga de talentos. Habrá que dignificar los salarios y generar empleo para que nuestros niños, en el futuro, no se vayan con la música y el conocimiento a otra parte.
Tenemos el arma más poderosa para cambiar la sociedad. Nuestros hijos no se merecen una sociedad peor que la que tuvimos nosotros. Se merecen una mejor y, por ahora, no se la estamos dando.