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Calvo toca el piano

jueves 14 de noviembre de 2013, 09:32h

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Toda apuesta de futuro pasa por asumir e impulsar el signo de los tiempos, el saber liderar el viento social de cambio para hacer realidad los anhelos de la gente. Es puro sentido común. Es desde esta perspectiva que no se comprende el anuncio de Aina Calvo de que no derogará el TIL, rápidamente matizado: al ver el chaparrón que le caía encima aseguró que lo cambiará de arriba a abajo, lo cual significa que mantendrá el decreto impulsado por el Consolat para arrinconar el catalán y que motivado el más grande movimiento social y docente en tres décadas de autogobierno. El aparato del PSIB tuvo un disgusto de órdago al ver cómo Calvo lanzaba su candidatura a las primarias por sorpresa y sin avisar, igual que una liebre que aparece a salto de mata. Pero después de escuchar la rueda de prensa que ofreció el martes, sentada junto a un piano en un hotel de la Plaza de Quadrado, la calma, e incluso las sonrisas florecieron en el entorno de Francina Armengol. No es para menos. Calvo no eliminará el decreto que más ampollas ha levantado entre los progresistas de Baleares desde tiempos inmemoriales. A la hora de la verdad, sigue los pasos de Bauzá. En la práctica, padece síndrome Bauzá. Quiere hacer con la izquierda lo que el farmaceútico del Pont d'Inca Nou ha hecho con el centroderecha: giro hacia la preheminencia del castellano y exaltación de los valores madrileñistas. Calvo cree que así conseguirá más votos que Armengol. Mira hacia los castellanoparlantes del extrarradio de Palma y de las zonas turísticas. Pero olvida un detalle: con un mensaje firmemente defensor de los intereses de Baleares, los oficialistas del PSIB, con Antich y Armengol al frente,  alcanzaron un éxito histórico en las generales del año 2008: superaron al PP y consiguieron ser el partido más votado. Obtuvieron más votos que el memorable octubre 1982, cuando arrolló por primera vez Felipe González y el cabeza de lista balear era Félix Pons. Es de ingenuos creerse que los castellanoparlantes progresistas votarán un PSOE más españolizado. Estos segmentos sociales, conformados por gente brava y trabajadora, duramente golpeada por el paro, pelean por una vida más digna y por subir peldaños en la escala social.  Muchos de ellos son monolingües, pero buena parte de sus hijos ya son bilingües. Aspiran a formar parte de las clases medias isleñas de toda la vida, que aman su lengua y su cultura a la vez que sufren porque se está hundiendo la base económica que les ha permitido progresar durante décadas. Esta solidaridad entre ambos segmentos sociales ha quedado plasmada en la masiva elección del catalán como lengua vehicular de los hijos en las escuelas y en el apoyo de los padres a la huelga de los docentes contra el TIL.  Este es el viento progresista al que no se ha sabido subir Calvo. No querer derogar el TIL es darle un balón de oxígeno a Bauzá y a su entorno y situarse a la derecha del conservador pero catalanoparlante PP de la Part Forana. Calvo ha tocado el piano de la ingenuidad al lanzarse al ruedo de la batalla por la presidencia. Parece omnubilada por Rosa Díez y su UPYD. Pero mientras Bauzá, escaldado por la reacción social, está iniciando el giro hacia una mayor sensibilidad hacia la lengua propia y la defensa de los intereses de las Baleares, Calvo proclama a los cuatro vientos que no es nacionalista, cuando el desprecio de Madrid hacia el Archipiélago se hace más hiriente que nunca. Bauzá era feliz el lunes pasado. Aprovechó el anuncio primario de Calvo para proclamar que él será el candidato del PP a las autonómicas del 2015. Lo hizo sin consultar al partido. ¿Para qué, si Calvo le ha tapizado de rosas el camino? Calvo es un chollo para Bauzá. Un chollo que rompe el espinazo a la marea verde y que clava a hierro candente el enfrentamiento sobre la educación en el seno de la izquierda cuando hasta el domingo pasado los progresistas eran un frente unido contra el TIL, con una amplísima fuerza social detrás. ¿Le robaría Calvo algún voto a UPYD de ser la candidata? Tal vez sí, pero a un precio terrible para la izquierda y para los regionalistas de centro. Los caprichos de Aina Rosa Calvo Díez pueden salir carísimos al conjunto de los progresistas. Más caros que un piano de cola adquirido por una família de parados.  
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